Hola
Hace casi un año publiqué la siguiente entrada sobre mi perro Mateo:
http://www.laneros.com/temas/mascotas.7259/page-140#post-5345755
No les había comentado, pero a principios de diciembre nos despedimos de él y tuvo una muerte digna. Se había quedado solo con mis padres porque yo, el que faltaba por irse, me casé en agosto y me fui a vivir a mi propio apartamento. Fue increible cómo en 3 meses su salud se fue deteriorando abrúptamente, mis hermanos y yo nos fuimos de la casa y desde ahí empezó a despedirse él también.
Después de estar muy enfermo mis padres lo llevaron a un veterinario de mucha confianza recomendado por la esposa de mi hermano. Mateo se la pasó quejándose de dolor toda la noche anterior, el veterinario le inyectó algo que lo dejó tranquilo, como anestesiado pero consciente, puesto que olía y movía la cabeza; en ese momento se aprovechó para revisarlo y así por encima le encontraron la cadera torcida y 5 tumores, dos de ellos ya se veían a simple vista brotando sobre la piel (nació como una simple verruga que fue creciendo), luego se le inyectó otra dosis de lo mismo que lo dejó dormido. Ahí tomaron la decisión de dejarlo descansar y le aplicaron la siguiente inyección.
La verdad fue un momento muy duro, y lo sigue siendo porque todavía se me aguan un poco los ojos al escribir esto. Fueron 17 años de compañía.
Me deja feliz el último recuerdo que tengo de él: Tres días antes fui a almorzar a donde mis padres y él estaba acostado en el piso a donde le llegaba el sol, puse mi mano cerca su hocico para ver qué tanto me seguía reconociéndome, la olió y en un instante, aunque con esfuerzo, se levantó y comenzó a chillar apoyándose en mi, buscando que lo consintiera; obviamente lo abracé y consentí bastante. Hoy en día se siente nostalgia al ver el sitio en donde quedaba su cama vacío, uno todavía tiene el instinto de caminar con cuidado en donde antes habían periódicos para sus necesidades.
Siendo sinceros, no esperaba a que aguantara hasta mi matrimonio: