Caigan de las posturas que caigan, y sea cual sea la altura, los gatos siempre caen al suelo de patas. La causa es que los gatos son muy ágiles y se revuelven en el aire, adoptando una postura en la que el punto de gravedad queda entre las cuatro patas. De esta forma siempre caen en la misma postura y no se asen daño al aterrizar.