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a nueva administración de Colombia Móvil empezó su gestión con un recorte sensible de personal y reducción de gastos. La nómina fue reducida de 850 empleados a 600, y de 1.100 'tercerizados' (a cargo de contratistas externos) a 900. Con los proveedores de tecnología -Siemens, Huawei y HP- empezó la renegociación de precios y de hecho ya lograron reajustar algunos contratos. Finalmente, la empresa trata de hacerse más eficiente. Una activación, que tardaba hasta cinco horas, se realiza hoy en cuestión de dos minutos y se invertirán 170 millones de dólares durante los próximos meses en la instalación de 800 nuevas radiobases para ampliar la cobertura, un tema que en la estrategia Millicom resulta fundamental.
Las exploraciones que la administración anterior hacía de servicios de tercera generación han sido canceladas. Millicom no cree que 3G tenga posibilidades en Latinoamérica por el alto costo de los terminales, y además su fuerte no es el servicio de datos. "Los demás operadores tampoco se van a tirar al río sin hacer un análisis serio de la viabilidad de la telefonía 3G", dice Astigarraga.
Abandonar la marca OLA era casi una obligación; estudios contratados por Colombia Móvil demostraron que la marca estaba en cuidados intensivos, asociada con la idea de fracaso tras la primera irrupción de la compañía en el mercado y, a juicio de los expertos en publicidad, era imposible posicionar nuevamente a OLA en el imaginario de los colombianos. Pero una razón de mayor fondo empujó la decisión final: los operadores internacionales están unificando sus marcas en todos los países en donde tienen presencia, porque esto les confiere mayor poder de negociación con los proveedores de tecnología. Las empresas de Millicom se llaman Tigo y las de América Móvil se llaman Claro (con la excepción de Comcel en Colombia y Telcel en México). No había, pues, argumento alguno para defender a OLA.
Varios escenarios se podrían presentar durante el próximo año. Si Comcel y Movistar se concentran cada vez más en los servicios de valor agregado, datos y- quizás- telefonía de tercera generación, Tigo tendría de alguna manera las manos libres para dedicarse a lo que sabe hacer muy bien: venderles telefonía móvil a los pobres. Pero no la van a tener tan sencilla. La competencia todavía basa la mayor parte de su negocio en el modelo prepago -aunque sueñe con salir de allí- y probablemente no quieran dejar espacio libre al tercer operador. De hecho, tan pronto se conoció que Millicom sería el nuevo socio de Colombia Móvil, Movistar anunció una reducción sensible de sus tarifas, adelantándose a la estrategia del recién llegado. En cualquier caso, los colombianos se benefician como nunca de esta guerra de precios, que ya había impuesto Colombia Móvil hace tres años y que hoy, bajo una nueva administración, vuelve a poner de moda.