Bill Gates 2.0 cumplió 3 años. Esta es su historia

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La malaria es una de sus obsesiones. Llegó a soltar mosquitos durante una conferencia en TED. Foto: Jurvetson (vía Flickr).

Haga el ejercicio: vaya a Google —o a Bing, si quiere un toque más de Microsoft— y busque las noticias relacionadas con ‘bill gates’.

Ni en los resultados de Google Noticias ni en los de Bing aparece nada relacionado con Windows 8, Windows Phone 7, Kinect, Xbox 360, Skype, alianzas tecnológicas o demandas, y las alusiones a Microsoft son obligadas por el contexto de quién es el protagonista de las noticias, no porque la compañía tenga que ver con ellas. Por supuesto, una que otra nota tiene que ver con su posición en el ranking de millonarios, pero la gran mayoría trata sobre temas muy distintos a los mencionados.

Hace tres años, Bill Gates anunció un cambio radical en su vida: dejaría de ser el gran jefe de Microsoft, la compañía que fundó en los años 70, que se convirtió en una mina de oro y que lo llevó al primer lugar en el ranking de los millonarios del mundo, para dedicarse de tiempo completo a su nueva pasión, la filantropía, con su Fundación Bill y Melinda Gates, para ayudar en la solución de problemas que aquejan a la humanidad.

Por eso, hoy las noticias relacionadas con esta version 2.0 de Bill Gates son investigaciones sobre el sida y la tuberculosis, avances en vacunas contra la varicela, su obsesión por hallar la vacuna definitiva contra la malaria, el apoyo económico a investigadores de Tanzania, Panamá y otros países, y sus reuniones con líderes del mundo para avanzar en estos proyectos, entre otras.

Si en tecnología, un campo que avanza a un ritmo vertiginoso, es prematuro hacer balances de tres años —y justamente por eso Steve Ballmer, quien tomó el mando en Microsoft en 2008, todavía tiene un margen de maniobra para demostrar mejores resultados—, en investigaciones científicas y médicas y en filantropía y causas sociales sería ridículo intentarlo, pues los resultados pueden tardar lustros o incluso décadas en darse.

Sin embargo, algo está claro: cuando Bill Gates hablaba de una nueva vida, lo decía en serio, y no parece que en el corto o mediano plazos planee regresar a la vida corporativa de Redmond.

Por ello, en lugar de balances, con motivo de estos tres años, compartimos con ustedes el artículo que publicamos en el diario El Tiempo y la entonces llamada revista Enter 2.0, en el que contábamos todos los detalles y motivaciones de este cambio.

Tras esa lectura, nos gustaría contar con sus opiniones sobre Gates, si lo prefieren en esta faceta o la anterior, cómo valoran sus aportes y qué otras problemáticas podría atender.

Bill Gates 2.0

Julio 10 de 2008
Por Mauricio Jaramillo Marín

“¿Sabe el mundo desarrollado cómo viven 4.000 de los 6.000 millones de personas? Si fuéramos conscientes, querríamos ayudar e involucrarnos”, dijo Bill Gates hace unos años, motivando a otros millonarios a hacer algo más que donar las sobras para los niños pobres. El primero de julio pasado el ícono del software, uno de los tres hombres más ricos del mundo, dio un paso que lo involucró definitivamente al mundo de la filantropía y de la ayuda a la humanidad: abandonó su empleo de tiempo completo en Microsoft, la firma que creó 33 años atrás y que convirtió en una de las más poderosas, admiradas y a la vez criticadas del mundo, para dedicarse casi de lleno a la Fundación Bill & Melinda Gates en la búsqueda de soluciones para enfermedades, el hambre y la falta de educación en el planeta.

En los últimos años, Gates y su esposa se involucraron cada vez más en el tema –donando a la fundación millones de dólares–, aunque hasta hace poco él todavía no parecía entregado del todo a la causa. Si bien la fundación fue creada en 2000, y años atrás ya había hecho sus pinitos en la filantropía, en 2003 le dijo al reconocido periodista estadounidense Bill Moyers que durante mucho tiempo se había rehusado a regalar dinero, temeroso de que esto pudiera disminuir su habilidad y foco en aumentar su riqueza. “Quiero decir, ¿esto (la filantropía) va a afectar tu capacidad de ganar dinero? ¿Te vas a confundir de alguna manera sobre lo que estás tratando de hacer?”, le confesó al periodista.
Hoy, a sus 52 años, Bill Gates está catalogado como el filántropo más generoso del mundo, tanto por el dinero que ha donado como por su decisión de trabajar al menos 40 horas semanales en su fundación. Sin embargo, a pesar de vivir desde su niñez consciente del tema, por mucho tiempo la idea de ayudar a los demás estuvo por fuera de su lista de prioridades.

Su madre, Mary Gates, una educadora que dirigió empresas y fundaciones, siempre lo presionó para que hiciera más por los otros, aunque él en su niñez estaba concentrado en leer y aprender sobre los nacientes computadores y otros temas.

En su discurso al recibir un título honorífico en la Universidad de Harvard, en 2007, Gates reconoció que cuando abandonó los estudios universitarios en 1977 no tenía una verdadera conciencia de las terribles desigualdades en el mundo en salud, riqueza y oportunidades. “Aprendí en Harvard mucho sobre nuevas ideas en economía y política, estuve expuesto a los avances en las ciencias. (…) Dejé el campus sabiendo poco acerca de los millones de personas jóvenes excluidas de las oportunidades de educación en nuestro país, y no sabía nada sobre los millones de personas que viven en una pobreza indescriptible ni de las enfermedades en los países en desarrollo. Tardé décadas en entenderlo”.

Y era cierto: a finales de los años 70 y en los 80, Gates estaba concentrado en su empresa (Microsoft), en transformar la industria de la tecnología y en ganar muchos millones de dólares, y tenía una justificación para ello. Gates, según el libro de frases célebres Yo cito, de la editorial St. Martin’s Press, dijo alguna vez: “¿Qué tal si a Colón le hubiesen dicho, Cris, cariño, no vayas ahora, espera a que resolvamos primero los problemas más importantes: la guerra, la pobreza y el crimen, la contaminación, las enfermedades y el odio racial?”.

Pero algo sucedió el 5 de julio de 1991. Ese día, su madre le organizó una cita con el millonario Warren Buffet, un inversionista mucho mayor que él y con quien Gates creía que no tenía nada en común, por lo que había programado la cita para solo media hora de duración. La reunión duró diez horas, en las que Buffet le amplió su forma de ver el mundo de los negocios, le ayudó a generar ideas para que su empresa fuera aún más poderosa, y a la vez lo empezó a influenciar para que pensara más acerca de dar y ayudar a los demás.

Ya con esa inquietud inspirada por Buffet, pero aún concentrado en sus negocios, Bill y su novia Melinda leyeron unas palabras que los marcarían para siempre. Mary Gates les escribió una carta poco antes del matrimonio entre los dos, en la que les decía: “De aquellos a los que mucho se les ha dado, mucho se espera”. Meses después de la boda, Mary Gates murió de cáncer, y esas palabras se convertirían, años después, en una especie de carta de navegación para sus vidas.

A finales de 1994, recién casado y ya sin su madre, empezó a estudiar la vida de John Rockefeller y Andrew Carnegie, dos magnates que donaron gran parte de su fortuna para ayudar con salud y educación a los necesitados. En diciembre, creó la Fundación William H. Gates, con la que haría tímidos aportes, hasta que en 2000 conformó la Fundación Bill & Melinda Gates, con la que de entrada realizó millonarias donaciones a universidades, programas de prevención del sida y estudio de enfermedades del tercer mundo. Hoy, esta organización es la fundación más grande del mundo, con más de 30.000 millones de dólares en sus arcas, de los cuales la gran mayoría proviene de donaciones de Bill Gates y su esposa.

Ahora, Gates destinará la mayor parte de su tiempo, su inteligencia y creatividad a su otra faceta, la de la filantropía, a través de la Fundación Bill & Melinda Gates.

“Usted no puede salvar niños sólo con vacunas. Fui a zonas rurales en India y dije ‘está bien, salvamos a este niño. Pero las vacas están defecando en la entrada de la aldea. Hay otras cosas que necesitamos hacer”, dijo.

Un aspecto que causa interés sobre la nueva vida de Bill Gates es cómo afrontará su nueva condición. En Microsoft siempre fue el gurú, el visionario, el que generaba ideas y a la vez sabía cómo desarrollarlas. En la fundación utilizará su intelecto y su nueva pasión por resolver problemas de la humanidad, pero no es ningún gurú. No es científico ni domina temas como genética o biotecnología, aunque ya ha invertido un buen tiempo en aprender las bases.

Pero, más allá de cuánto sepa o de si él será el líder natural de la fundación o no –como lo fue siempre y lo seguirá siendo de Microsoft–, su presencia, sus ideas y su creatividad, así como las reuniones que realizará con líderes empresariales y políticos, son un buen augurio para las ambiciosas metas de la fundación.

http://www.enter.co/exclusiva/bill-gates-2-0-cumplio-3-anos-esta-es-su-historia/
 
No hace falta estar cargados de billete, con las ganas de ayudar, con una vida madura y responsable, y no buscando ser visto, sino haciendo las cosas con humildad y por puro bien ajeno alcaza y sobra...cuando es así los medios van apareciendo solitos;)
 

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