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La policía británica está siempre pendiente de innovaciones tecnológicas que le ayuden a repartir eficacia el peso de la Ley. La nueva genialidad que los cuerpos de seguridad de Cardiff, en Gales, para detener a los jovencitos granujas que pintan grafittis y rompen cosas en lugares públicos es una luz especial que pone los granitos del acné al rojo vivo, haciendo fácil identificar a los malechores y sometiéndoles a una buena dosis de vergüenza entre sus amigos. Al parecer esto ya se usaba en Nottinghamshire y ha dado resultado, aunque estudian combinarlo con onda sonoras que solo molestan a menores de 25 y música clásica. Porque vandalizar con Chopin de fondo no mola nada.