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Dicen que criminalizar el consumo de drogas es inútil porque el ser humano, por naturaleza, siempre hallará el camino químico a la evasión de la realidad y la experimentación de sensaciones. En Afganistán, los tártaros han aprendido a aliviarse en este sentido aplastando escorpiones, dejándolos secar, y moliéndolos para fumárselos, lo que provoca un viaje alucinatorio que puede durar día y rivaliza con la mismísima mescalina. El protagonista de este vídeo tiene 68 y ya superó esa fase, así que decidió ir más allá y empezar a comérselos vivos: lleva 51 años ingiriendo escorpiones a diario por puro vicio y dice que en una ocasión llegó a comerse medio centenar en un solo día.
que man tan duro ese del monopatin, yo pensaba que esos saltos y esas vainas solo se hacían en el juego de tony hawks,........lo que no me quiero imaginar es el futuro de ese loco y sus tobillos.....