Historias de no Creer: El Vendedor de la luna

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Por Joaquín Hernando Arbelaez

EL VENDEDOR DE LA LUNA ​

Dennis Hope, Un Norteamericano cincuentón, se proclamo dueño del universo y ahora esta vendiendo lotes en la luna y hasta en Marte por US$15,99. Su nueva idea: crear un gobierno Galáctico. ¿Esta loco o es el Cristóbal colon del siglo XXI? así le responde a la REVISTA CREDENCIAL

Aunque a Dennis Hope se han desempeñado en llamarlo en todo el orbe como un “loco estafador”, su conciencia le dicta que el remoquete que más le sienta es el de “lunático”. Aun así, prefiere que le digan Cheese Head, pero no porque le daba algo a la industria de lácteos, sino que, con los pies bien puestos sobre la tierra, es hoy en día la cabeza de un negocio que ha hecho, de la vía Láctea, el universo y los planetas un negocio estrella.

Como tocado por un rayo de luna, Hope, Quien vendía carros en California a principios de los años ochenta tras abordar sus estudios de ciencias de la educación, descubrió un vacío en el tratado de naciones unidas del espacio exterior y literalmente eclipso a los países que lo habían firmado a mediados de los setenta: se proclamo dueño absoluto del sistema solar y todos sus planetas con sus respectivas lunas. Todos menos la tierra y los cometas. “al leer el tratado, observe que a los gobiernos del mundo se le prohibía ser dueño de los planetas, pero no decía nada sobre los particulares, así que hice un reclamo de propiedad por la superficie de la luna”, dice a la revista credencial, desde Gardnerville, nevada. También recuerda con una sonrisa el día en que debió hacer 3 filas durante 5 horas, en una oficina de patentes de San Francisco para registrar su idea, que aun suena descabellada.”Hasta al conserje que me atendió le dio risa – Dice-. Incluso me sugirió que si quería me daba los planetas y yo, no corto ni perezoso, le dije que si… eso si, antes de declarar mi derecho de propiedad ante la oficina de patentes le avise al gobierno ruso y americano de mi idea de vender lotes en el espacio, pero nunca me respondieron, di por entendido que tenia carta blanca para negociar”. Así nació el floreciente negocio de finca raíz espacial que bautizo su idea como La Embajada Lunar. “Ahora que estoy vendiendo los lotes, tengo mi propia oficina, pero antes, cuando comencé, tenia que ir a la patente. Un día me di cuenta que el conserje que me atendió no estaba…. Me dijeron que lo habían echado” recordó riendo, Hope.

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