Esto son dos compadres que se pierden por tierras áridas y desiertas, a los dos días caminando desesperados, uno ruega:
-Señor, por favor, un poquito de agua, que yo sin comer puedo pasar, pero sin beber, no.
Al momento ven a lo lejos un pozo. Van corriendo, se asoman, pero el pozo es muy hondo:
-Cómo sabremos si hay agua?
-Tiremos una piedra.
- Pero miran alrededor y no hay piedras. Tan sólo hay una de grandes dimensiones:
-Compadre, no pretenderá que cojamos esa piedra?
-No nos queda otro remedio.
Con grandísimo esfuerzo la cogen y la tiran al pozo. La piedra empieza a caer…
…y a caer…… y a caer……y a caer…… y a caer…y al cabo de un buen rato ¡¡plof!!, la piedra llega al agua.
-Compadre, agua hay, pero está muy honda, cómo la sacaremos?
En esto estaban cuando de pronto ven venir hacia ellos, corriendo como si de una locomotora se tratara, una cabra.
Intentan apartarse pero la cabra viene derecha hacia ellos, pasa entre los dos, y directamente se tira de cabeza al pozo. Los dos se quedan cuajados por la situación:
-Ha visto usted, compadre? Pobrecita, y nosotros creíamos que teníamos sed! Mire cómo estaba el animal, muerto de sed! Animalita, se ha tirado de cabeza, sin conocimiento ninguno! Pobre animal…
Todavía estaban impresionados con lo que acababan de ver cuando llegó un cabrero corriendo:
-Señores, han visto pasar por aquí a una cabra?
-Sí señor, sí que la hemos visto. Es usted el dueño? Pobre cabra, no sabe usted la sed que tenía, se ha tirado al pozo, sin contemplación ninguna, directamente de cabeza, pobre animal, qué sed debía tener.
-Cómo? Que se ha tirado de cabeza? Pero si estaba atada a una piedra!