Nos pesó la primera vez, aprendimos como se juegan este tipo de partidos con un costo muy alto. Jugamos contra un rival muy experimentado, sabe manejar este tipo de situaciones, que nunca le ha quedado grande llevar el favoritismo en sus hombros. Contra todos los pronósticos los metimos en su arco, sacando balones a punta pie al mejor estilo de una final de cualquier cancha callejera. De aquel Brasil de hace 12 años quedan sólo los retoques y gambetas de Neymar. Los brasileros demostraron que son un equipo que juegan a ganar a como dé lugar, saben cómo neutralizar rivales golpeándolos todo el partido. Si te desconcentras por un segundo te lo clavan en el fondo de la red, ninguna jugada la dan por perdida. Son disciplinados y tienen sed de victoria. Quedaron campeones hace un año sin jugar bonito, pero al fin de cuentas lo que vale es ganar. Dirigidos por una persona que tiene desde Libertadores hasta Copa del mundo de mayores y muy conocedor de su profesión. Como en el mundial de USA 94 nos llegó un favoritismo gracias a las excelentes presentaciones que alimentó miles de espíritus colombianos, pero nuestra mentalidad no es capaz con esa carga dura y difícil de llevar. La tricolor se les paró de tú a tú, nos ilusionamos tanto, nos la creímos y casi se nos da lo inesperado. En los momentos más difíciles donde nadie en el campo sabía qué hacer y con un baldado de agua fría los 11 guerreros quedaron anonadados, pero llegó la experiencia del que ha ganado 3 mundiales, el que llevó a Messi a la albiceleste cuando nadie lo concia, el que les dice que jueguen al futbol y diviértanse, el que tiene miles de batallas encima, ese maestro que siempre tiene los pies en la tierra, llegó él para devolverles ese espíritu futbolero, para no entrar en el choque con el rival. Luego del entretiempo salieron con otro aire, con otra mentalidad, decididos a dar el 100% de sus capacidades, conocedores de lo que estaba en juego, golpeados con las conocidas injusticias del fútbol se negaron a renunciar a sus sueños, y a los de todo un país, hasta el último minuto, donde por momentos recordé a Fredy Rincón y la posibilidad de lograr una hazaña parecida, pero como dijo hace 20 años el caballero del fútbol: “Acá no termina la vida”.
Muchas gracias Selección Colombia y muchas gracias José Néstor.