En mi opinión es una cuestión de actitud y compromiso, aquí los jugadores son inamovibles sin importar si juegan bien o mal; hay titulares indiscutibles a quienes nunca se cuestiona por su bajo desempeño; en Brasil o Argentina exigen y critican a todos, aquí no; además, la gran mayoría de los jugadores profesionales latinoamericanos crecieron jugando en canchas de barrio, sin llorar por el césped, la arena, o el barro; pero aquí tenemos una generación que llora por la iluminación, el césped, el balón, etc. Uno no ve a los brasileños llorando por la cancha, o el clima, siempre critican es por su forma de jugar, mientras aquí la culpa siempre es del estadio, la hinchada, el clima, el árbitro, pero muy pocos son autocríticos; quizá por eso de andar quejándonos es que nos cuesta tanto reconocer nuestras falencias y le echamos siempre la culpa a un tercero.