La personal: mi compañero Andrés Leonardo Guerrero, quien está desaparecido desde el 12 de abril, nada que aparece, y considerando el tiempo que ha transcurrido me temo lo peor.
La laboral: una estudiante a quien le di clases por 4 años y con quien tenía una bonita amistad, no quiere recibir más clases de mi parte, pero lo contradictorio es que la hermana menor sí quiere seguir recibiendo mis clases. De cualquier estudiante me esperaría eso, menos de ellas. Me parece que el cambio de colegio a mitad de año escolar le hizo más daño que bien y por eso ella puede creer que mi ayuda ya no le sirve, o podría ser porque cuando ella cumplió años hace un mes le di un humilde obsequio y tal vez creyó que me pasé de la raya, lo cual se presta para esa interpretación aunque esa no haya sido mi intención.