Lo que podría ser una injusticia puntual en el Distrito de Jena en Luisiana (EEUU), se ha convertido en una pelea interracial en la que la justicia local está a favor de “los blancos”. Así, dos jóvenes negros estudiantes fueron las últimas víctimas, arrestados por haberle quitado la pistola a otro estudiante blanco que les amenazaba sin ningún motivo racional. Estos lucharon por sus vidas sustra la pistola a su agresor y corriendo. Días después la policía los detenía por robo.
El fiscal del Distrito, Reed Walters, es el principal responsable de esta cruzada, y tiene a la policía de su parte. El hecho narrado es el último de una sucesión que comenzó cuando varios chavales negros organizaron una protesta porque en su instituto alguien había colgado 3 sogas del llamado árbol blanco, una zona del centro educativo en la que hasta ese momento solo se habían sentado blancos. Las sogas venían como una amenaza porque un estudiante negro se había sentado allí el día anterior. La joven comunidad negra organizó una sentada al lado del árbol que terminó con varios altercados, la policía allí y el fiscal del distrito, Reed Walters, diciendo esto a los chavales negros: “Puedo ser vuestro amigo o vuestro peor enemigo. Puedo acabar con vuestras vidas con solo un bolígrafo”.
A este hecho le siguieron varios incidentes los días posteriores. Muchos estudiantes negros terminaron en el hospital tras sendas palizas de grupos racistas. Lo alarmante se produjo cuando el colectivo atacado respondió con la misma violencia: acorralando y agrediendo a un adolescente blanco. Mientras ninguno de los agresores blanco se las ha tenido que ver, los seis jóvenes negros de edades comprendidas entre los 16 y 18 años han sido acusados de asesinato, encerrados bajo una fianza de entre 70.000 y 138.000 dólares y puestos a disposición judicial. La vista oral, que se celebra en la actualidad, se decanta a favor del fiscal del distrito. El abogado defensor, facilitado por el estado, no ha llamado a ningún testigo que declare ante los miembros del jurado (todos blancos). Durante el juicio, se ha prohibido a los padres de los adolescentes hablar a los medios de comunciación ni realizar ninguna protesta pública, aunque lo hacen por Internet
El fiscal del Distrito, Reed Walters, es el principal responsable de esta cruzada, y tiene a la policía de su parte. El hecho narrado es el último de una sucesión que comenzó cuando varios chavales negros organizaron una protesta porque en su instituto alguien había colgado 3 sogas del llamado árbol blanco, una zona del centro educativo en la que hasta ese momento solo se habían sentado blancos. Las sogas venían como una amenaza porque un estudiante negro se había sentado allí el día anterior. La joven comunidad negra organizó una sentada al lado del árbol que terminó con varios altercados, la policía allí y el fiscal del distrito, Reed Walters, diciendo esto a los chavales negros: “Puedo ser vuestro amigo o vuestro peor enemigo. Puedo acabar con vuestras vidas con solo un bolígrafo”.
A este hecho le siguieron varios incidentes los días posteriores. Muchos estudiantes negros terminaron en el hospital tras sendas palizas de grupos racistas. Lo alarmante se produjo cuando el colectivo atacado respondió con la misma violencia: acorralando y agrediendo a un adolescente blanco. Mientras ninguno de los agresores blanco se las ha tenido que ver, los seis jóvenes negros de edades comprendidas entre los 16 y 18 años han sido acusados de asesinato, encerrados bajo una fianza de entre 70.000 y 138.000 dólares y puestos a disposición judicial. La vista oral, que se celebra en la actualidad, se decanta a favor del fiscal del distrito. El abogado defensor, facilitado por el estado, no ha llamado a ningún testigo que declare ante los miembros del jurado (todos blancos). Durante el juicio, se ha prohibido a los padres de los adolescentes hablar a los medios de comunciación ni realizar ninguna protesta pública, aunque lo hacen por Internet
