Que una compañía sepa que está vendiendo productos defectuosos a sus clientes y que, en lugar de tratar de solucionarlo, inste a sus trabajadores a "hacerse el tonto" (sic), es muy, muy mala señal. Y es exactamente lo que le viene ocurriendo a Dell desde hace algunos años.
Resulta que a mediados de la pasada década, gigantes de la informática como Dell y HP sufrieron varios problemas con ciertos condensadores defectuosos en las placas base de sus ordenadores de sobremesa, que afectaba a las fabricadas por Intel y por Nichichon. La mayoría de los condensadores eran propensos a dilatarse y romperse, permitiendo así la filtración de líquido en otros circuitos y componentes, con el consecuente desastre.
Dell sabía que sus equipos fallaban y aún así continuó vendiéndolos. El 97 por ciento de los equipos afectados presentarían errores durante los tres años siguientes a su venta (según un análisis encargado por la propia Dell a una consultora externa) y, a pesar de ello, en el período mayo de 2003 a julio de 2005 Dell vendió 11,8 millones de PC Optiplex con condensadores defectuosos.
Gracias a una demanda millonaria presentada por AIT (una empresa ISP que compró miles de esos equipos) contra la compañía hace tres años se ha sabido que en Dell instaban a sus empleados a ignorar por completo el asunto, obligando a una ley de silencio e instando a echar "balones fuera" diciendo que si fallaban era debido a condiciones ambientales negativas para el equipo. En 2005 registró en su contabilidad un gasto de unos 300 millones de dólares en concepto de recambios para las placas de tipo Optiplex GX270 y GX280.
Por el momento no hay mucha más información al respecto, pero informaremos conforme conozcamos más detalles.
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