Ecos en contra de la violencia en el fútbol colombiano
Estudian medidas extremas y pedagógicas para frenar violencia en el fútbol
Las autoridades de las ciudades colombianas de Bogotá, Cali y Medellín estudian medidas urgentes, desde las más extremas hasta las más pedagógicas, para frenar la violencia que ha tomado cuenta del fútbol en los últimos cuatro meses con un saldo de dos muertos, 80 heridos y peleas en estadios.
El caso que ha encendido las alarmas en las alcaldías y comandos regionales de la policía ocurrió la madrugada del domingo, cuando un joven de 17 años, hincha del Deportivo Cali, fue asesinado por supuestos fanáticos del Independiente Santa Fe, en el sur de Bogotá.
Desde entonces autoridades, legisladores y medios de comunicación han planteado diversas fórmulas para extender las medidas de vigilancia más allá de los estadios.
Entre las propuestas más extremas destacan la de identificar con carnés a los militantes de las barras bravas, la impedir el ingreso a los estadios de personas con antecedentes penales, las pruebas de alcoholemia y drogas a los hinchas, así como la prohibición del uso de camisetas de los equipos fuera de los estadios.
Otras, menos rigurosas, plantean desde una mayor integración social de los aficionados al fútbol, hasta la promoción de empleos y atención social a los habitantes de barrios pobres, pasando incluso por manifestaciones simbólicas, como la exhibición de pañuelos blancos durante los actos protocolarios.
Las fórmulas fueron presentadas durante una tele-conferencia que unió a los alcaldes de Bogotá, Samuel Moreno; de Medellín, Alonso Salazar; y de Cali, Jorge Iván Ospina.
Las manifestaciones de violencia alrededor del fútbol se han incrementado en el país desde marzo pasado.
Hace un mes, en Medellín, varios jóvenes identificados por la policía como militantes del grupo ultra 'Barra y mafia', del Atlético Nacional, asesinaron a un joven de 20 años, hincha del Independiente Medellín, el otro equipo tradicional de la ciudad.
Por ese caso han sido detenidas hasta el momento siete personas que están siendo procesadas.
Un mal partido del Deportivo Cali permitió al Deportes Quindío imponerse a domicilio el 22 de junio pasado por 0-2, lo que desató una furiosa invasión a la cancha de decenas de hinchas 'verdiblancos' y obligó a la policía a exigirse al máximo para impedir la agresión a jugadores y técnicos.
Conjurada una tragedia de grandes dimensiones, las autoridades determinaron que el siguiente partido del Deportivo Cali, también en el estadio Pascual Guerrero, se disputara ante el Independiente Medellín a puerta cerrada.
La misma sanción se extendió para la primera jornada del Torneo Finalización, que el equipo verdiblanco de Cali perdió por 1-2 ante el Deportes Tolima, actual líder.
El mismo estadio caleño fue teatro, el 8 de marzo pasado, de una batalla campal protagonizada por fanáticos de la barra brava 'Barón Rojo', del América, que dejó ochenta heridos al término del clásico con el Deportivo Cali, que ese día se impuso por 1-0.
El alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, abogó por la identificación de los militantes de barras bravas, aunque rechazó la propuesta de prohibir a los hinchas el uso de prendas alusivas a los equipos fuera de los estadios.
El alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, anunció que en su ciudad ya no podrán ingresar en el estadio Pascual Guerrero las personas que hayan ingerido alcohol, o que tengan antecedentes penales. EFE
Estudian medidas extremas y pedagógicas para frenar violencia en el fútbol
Las autoridades de las ciudades colombianas de Bogotá, Cali y Medellín estudian medidas urgentes, desde las más extremas hasta las más pedagógicas, para frenar la violencia que ha tomado cuenta del fútbol en los últimos cuatro meses con un saldo de dos muertos, 80 heridos y peleas en estadios.
El caso que ha encendido las alarmas en las alcaldías y comandos regionales de la policía ocurrió la madrugada del domingo, cuando un joven de 17 años, hincha del Deportivo Cali, fue asesinado por supuestos fanáticos del Independiente Santa Fe, en el sur de Bogotá.
Desde entonces autoridades, legisladores y medios de comunicación han planteado diversas fórmulas para extender las medidas de vigilancia más allá de los estadios.
Entre las propuestas más extremas destacan la de identificar con carnés a los militantes de las barras bravas, la impedir el ingreso a los estadios de personas con antecedentes penales, las pruebas de alcoholemia y drogas a los hinchas, así como la prohibición del uso de camisetas de los equipos fuera de los estadios.
Otras, menos rigurosas, plantean desde una mayor integración social de los aficionados al fútbol, hasta la promoción de empleos y atención social a los habitantes de barrios pobres, pasando incluso por manifestaciones simbólicas, como la exhibición de pañuelos blancos durante los actos protocolarios.
Las fórmulas fueron presentadas durante una tele-conferencia que unió a los alcaldes de Bogotá, Samuel Moreno; de Medellín, Alonso Salazar; y de Cali, Jorge Iván Ospina.
Las manifestaciones de violencia alrededor del fútbol se han incrementado en el país desde marzo pasado.
Hace un mes, en Medellín, varios jóvenes identificados por la policía como militantes del grupo ultra 'Barra y mafia', del Atlético Nacional, asesinaron a un joven de 20 años, hincha del Independiente Medellín, el otro equipo tradicional de la ciudad.
Por ese caso han sido detenidas hasta el momento siete personas que están siendo procesadas.
Un mal partido del Deportivo Cali permitió al Deportes Quindío imponerse a domicilio el 22 de junio pasado por 0-2, lo que desató una furiosa invasión a la cancha de decenas de hinchas 'verdiblancos' y obligó a la policía a exigirse al máximo para impedir la agresión a jugadores y técnicos.
Conjurada una tragedia de grandes dimensiones, las autoridades determinaron que el siguiente partido del Deportivo Cali, también en el estadio Pascual Guerrero, se disputara ante el Independiente Medellín a puerta cerrada.
La misma sanción se extendió para la primera jornada del Torneo Finalización, que el equipo verdiblanco de Cali perdió por 1-2 ante el Deportes Tolima, actual líder.
El mismo estadio caleño fue teatro, el 8 de marzo pasado, de una batalla campal protagonizada por fanáticos de la barra brava 'Barón Rojo', del América, que dejó ochenta heridos al término del clásico con el Deportivo Cali, que ese día se impuso por 1-0.
El alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, abogó por la identificación de los militantes de barras bravas, aunque rechazó la propuesta de prohibir a los hinchas el uso de prendas alusivas a los equipos fuera de los estadios.
El alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, anunció que en su ciudad ya no podrán ingresar en el estadio Pascual Guerrero las personas que hayan ingerido alcohol, o que tengan antecedentes penales. EFE