Es un desarrollo colombiano que permitirá que una cámara fotográfica se conecte a internet, entre otros servicios. Se encuentra en su etapa final de financiación en kickstarter, la plataforma de crowdfunding.
Gracias a un segundo puerto USB, Lumera permite descargar a un disco duro externo, sin necesidad de un computador portátil. / Cortesía: Lumera
En pocas palabras, la misión de Lumera es simplificar el proceso entre tomar una fotografía y subirla a la red; claro, no se trata de imágenes tomadas con el celular (aunque estos dispositivos continúan mejorado en este aspecto), sino aquellas que provienen de cámaras compactas o DSLR (de lentes intercambiables) que no poseen conexión a internet, o sea, la gran mayoría.
Pero esta visión se queda corta, pues el dispositivo permite más que eso. Lumera es una especie de pequeño computador que amplifica las posibilidades convencionales de una cámara y permite, entre otras cosas: controlar remotamente la cámara desde un celular (previa instalación de una aplicación) para fotografía en bajas velocidades o para ver, desde la distancia, la composición exacta de una toma, una opción conocida como live view.
Además de esto, gracias a un segundo puerto USB, el dispositivo permite hacer transferencia de imágenes desde la cámara a un disco duro externo sin necesidad de un portátil en el proceso. Esta opción con seguridad será apreciada por fotógrafos de viaje, pues elimina la necesidad de cargar con kilos extras de un computador para hacer backup del trabajo realizado.
Fue en un viaje por Ecuador cuando Antonio Vanegas pensó en la posibilidad de crear un dispositivo que uniera las orillas entre una cámara fotográfica y la red. “Estaba en Ecuador y pensé que había cosas que quería compartir desde ese mismo lugar, sin tener que volver al hostal y descargar al computador, y ahí sí pasar a internet. Allí pensé en la necesidad de algo como Lumera”.
Vanegas, junto con Andrés Calderón y Camilo Soto, conformaron en un primer momento el equipo que desarrolló Lumera bajo el cobijo de Hackbo, un sitio de encuentro en Bogotá para personas con intereses en ciencia y tecnología, entre otros temas. En un principio, la idea era que el dispositivo no fuera más grande que una USB promedio, pero al incorporarle Linux (sistema operativo de código abierto) y pensar en montar Lumera justo debajo de la cámara (el lugar en donde entra el tornillo que la adhiere a un trípode, por ejemplo), el tamaño fue creciendo, al tiempo que se fueron añadiendo funciones; aun con el dispositivo instalado, es posible acoplar la cámara a un trípode, por cierto.
Además de estos tres desarrolladores, el equipo detrás del proyecto incluye a Olga Noguera y Stephanie Gómez, quienes se han encargado de realizar las piezas de comunicación con las cuales Lumera ha sido promocionado.
El dispositivo lleva año y medio de desarrollo, en el que se le añadió un segundo puerto USB, un GPS interno (para poder anexarles geolocalización a las fotos sin necesidad de un localizador externo), conexiones Bluetooth y WiFi, además de una pantalla y botones físicos para poder enviar las imágenes a la red sin necesidad de recurrir al teléfono celular.
Lumera aprovecha las capacidades de los teléfonos actuales, pues se conecta a la red a través de éstos y toma las credenciales que el usuario ya ha introducido en el teléfono para acceder a las redes sociales que usa. Pero, a la vez, es más que el teléfono, sus límites exceden los de éste.
Un ejemplo concreto: algunos de los potenciales usuarios de Lumera han sugerido la posibilidad de utilizar el dispositivo como un puerto de recepción entre la cámara y un computador en un estudio de fotografía para que la transferencia se realice vía FTP (un protocolo para mover archivos). Claro, Lumera no ha sido diseñado para esto, pero el usuario podría modificarlo gracias a la arquitectura abierta que utiliza, tanto en software, como en hardware; en últimas, la idea de Vanegas y sus compañeros es, claro, crear un dispositivo que supla una necesidad, pero no sólo una, sino muchas. En un mundo crecientemente más cerrado en temas tecnológicos es refrescante ver buenas ideas hechas con el propósito de servir a muchos, a tantos como se pueda.
Pero para todas sus promesas por venir, sus buenas grandes intenciones, Lumera aún ha de ser una realidad. Para esto, muy en el espíritu colaborativo que inspira al grupo de desarrolladores y al mismo Hackbo, Vanegas inscribió el proyecto en Kickstarter, quizá la más grande plataforma de financiación colectiva, una modalidad conocida en inglés como crowdfunding, en la que las personas aportan dinero para lograr que una idea se convierta en un producto: películas, libros, nuevas tecnologías, álbumes musicales y videojuegos.
“Según varios sitios que se dedican a analizar la probabilidad de éxitos de proyectos en sitios como Kickstarter, tenemos entre 90 y 95% de lograr nuestra meta de financiación”, dice Vanegas. Al momento de la redacción de esta nota, Lumera había recaudado casi 52 mil dólares canadienses de la meta de 90 mil que se trazó y cuyo plazo de cumplimiento expira el 9 de diciembre (dólares canadienses, pues por ciertas restricciones de Kickstarter el proyecto debió registrarse en Canadá, aunque es desarrollado en Bogotá).
Si no lo logran, los desarrolladores están inclinándose por volver a presentar el proyecto. De lograrlo, Lumera será una realidad para mediados del próximo año, cuando esté en las manos de los financiadores de la idea, pero también cuando pueda ser comercializado por fuera del universo Kickstarter.
Lumera tiene la buena probabilidad de servir para varios propósitos en un mercado que cada vez crece más, como el de la fotografía. Sin mayor grandilocuencia, el proyecto es un desarrollo local con todo el potencial de tener un impacto global, más aún siguiendo principios de tecnología abierta e intercambio de ideas. Ideas para invertir: esta es una.
Lo cogí de acá
PD: Hace dos años exactamente que propuse esa idea acá en LANeros, en una noticia sobre el desplome de las cámaras y el avance de los smartphones... y alguien me dijo que eso era absurdo... que tal y qué sé yo... que los celulares... que ponerle incluso bluetooth era exceso... ¿Y bien? ¿Qué dicen ahora?
Felicitaciones, Antonio Vanegas
Gracias a un segundo puerto USB, Lumera permite descargar a un disco duro externo, sin necesidad de un computador portátil. / Cortesía: Lumera
En pocas palabras, la misión de Lumera es simplificar el proceso entre tomar una fotografía y subirla a la red; claro, no se trata de imágenes tomadas con el celular (aunque estos dispositivos continúan mejorado en este aspecto), sino aquellas que provienen de cámaras compactas o DSLR (de lentes intercambiables) que no poseen conexión a internet, o sea, la gran mayoría.
Pero esta visión se queda corta, pues el dispositivo permite más que eso. Lumera es una especie de pequeño computador que amplifica las posibilidades convencionales de una cámara y permite, entre otras cosas: controlar remotamente la cámara desde un celular (previa instalación de una aplicación) para fotografía en bajas velocidades o para ver, desde la distancia, la composición exacta de una toma, una opción conocida como live view.
Además de esto, gracias a un segundo puerto USB, el dispositivo permite hacer transferencia de imágenes desde la cámara a un disco duro externo sin necesidad de un portátil en el proceso. Esta opción con seguridad será apreciada por fotógrafos de viaje, pues elimina la necesidad de cargar con kilos extras de un computador para hacer backup del trabajo realizado.
Fue en un viaje por Ecuador cuando Antonio Vanegas pensó en la posibilidad de crear un dispositivo que uniera las orillas entre una cámara fotográfica y la red. “Estaba en Ecuador y pensé que había cosas que quería compartir desde ese mismo lugar, sin tener que volver al hostal y descargar al computador, y ahí sí pasar a internet. Allí pensé en la necesidad de algo como Lumera”.
Vanegas, junto con Andrés Calderón y Camilo Soto, conformaron en un primer momento el equipo que desarrolló Lumera bajo el cobijo de Hackbo, un sitio de encuentro en Bogotá para personas con intereses en ciencia y tecnología, entre otros temas. En un principio, la idea era que el dispositivo no fuera más grande que una USB promedio, pero al incorporarle Linux (sistema operativo de código abierto) y pensar en montar Lumera justo debajo de la cámara (el lugar en donde entra el tornillo que la adhiere a un trípode, por ejemplo), el tamaño fue creciendo, al tiempo que se fueron añadiendo funciones; aun con el dispositivo instalado, es posible acoplar la cámara a un trípode, por cierto.
Además de estos tres desarrolladores, el equipo detrás del proyecto incluye a Olga Noguera y Stephanie Gómez, quienes se han encargado de realizar las piezas de comunicación con las cuales Lumera ha sido promocionado.
El dispositivo lleva año y medio de desarrollo, en el que se le añadió un segundo puerto USB, un GPS interno (para poder anexarles geolocalización a las fotos sin necesidad de un localizador externo), conexiones Bluetooth y WiFi, además de una pantalla y botones físicos para poder enviar las imágenes a la red sin necesidad de recurrir al teléfono celular.
Lumera aprovecha las capacidades de los teléfonos actuales, pues se conecta a la red a través de éstos y toma las credenciales que el usuario ya ha introducido en el teléfono para acceder a las redes sociales que usa. Pero, a la vez, es más que el teléfono, sus límites exceden los de éste.
Un ejemplo concreto: algunos de los potenciales usuarios de Lumera han sugerido la posibilidad de utilizar el dispositivo como un puerto de recepción entre la cámara y un computador en un estudio de fotografía para que la transferencia se realice vía FTP (un protocolo para mover archivos). Claro, Lumera no ha sido diseñado para esto, pero el usuario podría modificarlo gracias a la arquitectura abierta que utiliza, tanto en software, como en hardware; en últimas, la idea de Vanegas y sus compañeros es, claro, crear un dispositivo que supla una necesidad, pero no sólo una, sino muchas. En un mundo crecientemente más cerrado en temas tecnológicos es refrescante ver buenas ideas hechas con el propósito de servir a muchos, a tantos como se pueda.
Pero para todas sus promesas por venir, sus buenas grandes intenciones, Lumera aún ha de ser una realidad. Para esto, muy en el espíritu colaborativo que inspira al grupo de desarrolladores y al mismo Hackbo, Vanegas inscribió el proyecto en Kickstarter, quizá la más grande plataforma de financiación colectiva, una modalidad conocida en inglés como crowdfunding, en la que las personas aportan dinero para lograr que una idea se convierta en un producto: películas, libros, nuevas tecnologías, álbumes musicales y videojuegos.
“Según varios sitios que se dedican a analizar la probabilidad de éxitos de proyectos en sitios como Kickstarter, tenemos entre 90 y 95% de lograr nuestra meta de financiación”, dice Vanegas. Al momento de la redacción de esta nota, Lumera había recaudado casi 52 mil dólares canadienses de la meta de 90 mil que se trazó y cuyo plazo de cumplimiento expira el 9 de diciembre (dólares canadienses, pues por ciertas restricciones de Kickstarter el proyecto debió registrarse en Canadá, aunque es desarrollado en Bogotá).
Si no lo logran, los desarrolladores están inclinándose por volver a presentar el proyecto. De lograrlo, Lumera será una realidad para mediados del próximo año, cuando esté en las manos de los financiadores de la idea, pero también cuando pueda ser comercializado por fuera del universo Kickstarter.
Lumera tiene la buena probabilidad de servir para varios propósitos en un mercado que cada vez crece más, como el de la fotografía. Sin mayor grandilocuencia, el proyecto es un desarrollo local con todo el potencial de tener un impacto global, más aún siguiendo principios de tecnología abierta e intercambio de ideas. Ideas para invertir: esta es una.
Lo cogí de acá
PD: Hace dos años exactamente que propuse esa idea acá en LANeros, en una noticia sobre el desplome de las cámaras y el avance de los smartphones... y alguien me dijo que eso era absurdo... que tal y qué sé yo... que los celulares... que ponerle incluso bluetooth era exceso... ¿Y bien? ¿Qué dicen ahora?
Felicitaciones, Antonio Vanegas