Hoy vi una argumentación muy clara en la tele, en una especie de debate sobre la reforma electoral, sobre el por qué la reelección no es buena idea. No tengo tiempo en este momento para referir todo el asunto, pero hay un par de puntos claves:
-En este país, el presidente tiene unos poderes muy grandes en lo social, lo político y lo económico, a más de que su presencia es total y contínua en los medios de comunicación. El presidente mueve mucho billete, los grandes empresarios, las instituciones públicas y los exportadores dependen mucho de cheques que el presidente firma. Ese poder hace que tenga una ventaja astronómica sobre cualquier candidato que se presente. No importa si es Uribe o cualquier otro: ahora y en el futuro, el presidente de turno siempre tendrá la opción de reelegirse y los demás candidatos estarán siempre en franca desventaja con el presidente-candidato de turno. Eso no es democracia.
-El presidente Uribe metió lo de la reelección luego de ser elegido (no estaba en su programa original de gobierno) y durante su gobierno, es decir, decidió cambiar las reglas del juego a mitad de camino. Eso es una falta de delicadeza, de decoro, de mínima urbanidad, y posiblemente sea antiético, si no contra la moral. Como sea, es antidemocrático, y es una actitud que no habla muy bien de las intenciones del presidente: la forma como ha abandonado su gobierno para dedicarse al aunto de la reelección, la forma como ha debido ejercer clientelismo para conseguir el apoyo para la reelección, etc, etc, muestran que lo de Uribe es la búsqueda de la satisfacción de intereses personales. Eso de que lo hace por el país es puro cuento. ¿Qué podemos esperar de alguien que hace cualquier cosa por su propio beneficio, poniéndolo por encima del bien de la nación?
-Lo de la reelección de Uribe es un asunto coyuntural, es una cosa de ahora y ya. ¿Y luego qué? Supongamos que Uribe es el mesías que sus seguidores y lamebotas dicen que es, la solución que Colombia ha soñado desde 1819. Pero como en Colombia pasa de todo, puede ser que después suba a la presidencia otro Pastrana. Y como hay reelección, podría ser reelegido (ya sabemos que el que esté de presidente tiene todas las de ganar para ser reelegido, sobre todo si pensamos que en este país las maquinarias politiqueras todavía tienen mucha incidencia en las eleciones presidenciales). Entonces, las grandes maravillas de Uribe sacrostanto y candidato a beatificación, se irán a la alcantarilla gracias a los siguientes dos periodos liderados por un paseador de aviones y cocteles. Y estaremos peor que antes.
-La gran pregunta: Si Uribe se reelige, pero durante el segundo año de su segundo periodo los colombianos descubren que todo era pura carreta y que él no es el mesías anunciado, ¿qué mecanismos y qué garantías hay para destituirlo antes de que su periodo extendido se convierta en la hecatombe de nuestra historia?