Una Surface Pro 3 en manos de iFixit tiene un final claro, ser desmontada hasta el más mínimo componente posible y recibir, en base a ese proceso, una valoración de uno a diez que refleja si éste ha sido más o menos complicado.
Como dijimos en su presentación oficial con Surface Pro 3 Microsoft ha llevado a cabo una labor muy complicada, embutiendo un hardware muy potente en un tamaño realmente reducido, lo que supone un aprovechamiento extremo del espacio disponible y una fuerte integración de componentes.
En consecuencia la nueva tablet del gigante de Redmond ha mostrado claramente que ese logro tiene un precio, y es que resulta muy difícil de desmontar y, por tanto, de reparar.
A continuación os citamos sólo los principales puntos negativos que han destacado los chicos de iFixit, ya que no han nombrado ningún positivo de verdad:
- El SSD es reemplazable, pero incluso algo tan, en teoría, simple entraña riesgo de dañar la tablet,puesto que hay que abrirla.
- La batería no está soldada, pero va fuertemente pegada y resulta muy complicada de quitar.
- Uso de conectores “no estándar” que complican la tarea de quitar la pantalla.
- El cristal de la pantalla y el LCD están unidos, lo que complica enormemente su sustitución.
- Abuso del pegamento para mantener en su sitio casi todos los componentes.
- Abrir la Surface Pro 3 es un proceso casi quirúrgico, un error y te quedas sin pantalla.
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