Por: Andrés Hurtado García
LA FIESTA ELECTORAL
Breve carta para los elegidos (14 de Marzo de 2006)
¿Cuál es la causa de tan ruidosas celebraciones?Y no olviden pagar el alquiler de las sedes políticas.
"La democracia sustituye el nombramiento por parte de unos pocos corrompidos por la elección por parte de muchos incompetentes". Y no soy yo quien lo dice. Es nada menos que George Bernard Shaw, una de las cumbres de la inteligencia inglesa. Usted, parlamentario, ha sido elegido anteayer, según la fórmula de Bernard Shaw. ¡Felicitaciones! Le reprocho, eso sí, el escándalo y la bulla de toda la noche en su sede política, vecina a mi casa.
Usted ha sido elegido para servir no para desvelar al pueblo. Tampoco me gustó el hecho mismo de la celebración y se lo explicó. Tanta y tan ruidosa alegría puede significar dos cosas: que usted se siente el hombre más feliz porque va a dedicar las 24 horas del día a servir a Colombia, sin intereses personales, sin mezquindades, casi que descuidando un poco su familia y, por supuesto, sin robar, ni hacer trampas; o bien, esa alegría significa que usted "ya coronó", es decir, logró hacerse rico para el resto de su vida. ¿Cuál de las dos es la verdadera razón de tanta alegría y celebración que perturbó anteanoche la tranquilidad del barrio?
Señor concejal: el año pasado publicaron una estadística según la cual más del 70 por ciento (si mal no recuerdo) de los concejales de Colombia no son bachilleres. Aproveche para estudiar por la noche y sacar, sin hacer copialinas ni trampas, el cartoncito, que le facultará para saber, en el área de literatura, quién era, entre otros, Bernard Shaw.
Señor diputado: en algún departamento del sur de Colombia los diputados, colegas suyos de administración, se subieron tan escandalosamente los sueldos hace unos años, que tienen quebrado el departamento; yo les pedí, valiéndome de esta columna periodística, que tuvieran piedad de su tierra, pero no la tuvieron. Ustedes, ¿con qué voracidad trabajan?
Señores parlamentarios: el miércoles de la semana pasada un columnista de este diario publicó que ustedes ganan 17’000.000 de pesos mensuales, más primas, carro blindado, chofer, secretarias y asesores.
Mi pregunta es: ¿cómo pueden ustedes dormir tranquilos con semejante cobro al Estado en su conciencia, atraco al país en el que la mitad de los ciudadanos pasa hambre? Pensando en ustedes, me viene a la memoria el proverbio danés: los poderosos tienen los brazos largos pero no consiguen llegar hasta el cielo.
Repito hasta la saciedad, y pruébeme lo contrario, que la primera causa de la violencia del país es la descarada, consentida y cada vez más voraz corrupción de la clase política, que ustedes representan. Hace poco, un colega de ustedes escribió que en Colombia se pierden cada día, por causa de la corrupción, 3.500 millones de pesos. ¡Cada día!
Y ya para terminar, dos cositas: en estas lides electoreras los candidatos invocaban constantemente la democracia porque democracia es el nombre que le damos al pueblo cada vez que lo necesitamos. Y la segunda: no olviden pagar el alquiler de las sedes políticas. Cada cuatro años muchos políticos, ganadores y perdedores, hacen conejo a los propietarios. ¡Vaya honestidad!
LA FIESTA ELECTORAL
Breve carta para los elegidos (14 de Marzo de 2006)
¿Cuál es la causa de tan ruidosas celebraciones?Y no olviden pagar el alquiler de las sedes políticas.
"La democracia sustituye el nombramiento por parte de unos pocos corrompidos por la elección por parte de muchos incompetentes". Y no soy yo quien lo dice. Es nada menos que George Bernard Shaw, una de las cumbres de la inteligencia inglesa. Usted, parlamentario, ha sido elegido anteayer, según la fórmula de Bernard Shaw. ¡Felicitaciones! Le reprocho, eso sí, el escándalo y la bulla de toda la noche en su sede política, vecina a mi casa.
Usted ha sido elegido para servir no para desvelar al pueblo. Tampoco me gustó el hecho mismo de la celebración y se lo explicó. Tanta y tan ruidosa alegría puede significar dos cosas: que usted se siente el hombre más feliz porque va a dedicar las 24 horas del día a servir a Colombia, sin intereses personales, sin mezquindades, casi que descuidando un poco su familia y, por supuesto, sin robar, ni hacer trampas; o bien, esa alegría significa que usted "ya coronó", es decir, logró hacerse rico para el resto de su vida. ¿Cuál de las dos es la verdadera razón de tanta alegría y celebración que perturbó anteanoche la tranquilidad del barrio?
Señor concejal: el año pasado publicaron una estadística según la cual más del 70 por ciento (si mal no recuerdo) de los concejales de Colombia no son bachilleres. Aproveche para estudiar por la noche y sacar, sin hacer copialinas ni trampas, el cartoncito, que le facultará para saber, en el área de literatura, quién era, entre otros, Bernard Shaw.
Señor diputado: en algún departamento del sur de Colombia los diputados, colegas suyos de administración, se subieron tan escandalosamente los sueldos hace unos años, que tienen quebrado el departamento; yo les pedí, valiéndome de esta columna periodística, que tuvieran piedad de su tierra, pero no la tuvieron. Ustedes, ¿con qué voracidad trabajan?
Señores parlamentarios: el miércoles de la semana pasada un columnista de este diario publicó que ustedes ganan 17’000.000 de pesos mensuales, más primas, carro blindado, chofer, secretarias y asesores.
Mi pregunta es: ¿cómo pueden ustedes dormir tranquilos con semejante cobro al Estado en su conciencia, atraco al país en el que la mitad de los ciudadanos pasa hambre? Pensando en ustedes, me viene a la memoria el proverbio danés: los poderosos tienen los brazos largos pero no consiguen llegar hasta el cielo.
Repito hasta la saciedad, y pruébeme lo contrario, que la primera causa de la violencia del país es la descarada, consentida y cada vez más voraz corrupción de la clase política, que ustedes representan. Hace poco, un colega de ustedes escribió que en Colombia se pierden cada día, por causa de la corrupción, 3.500 millones de pesos. ¡Cada día!
Y ya para terminar, dos cositas: en estas lides electoreras los candidatos invocaban constantemente la democracia porque democracia es el nombre que le damos al pueblo cada vez que lo necesitamos. Y la segunda: no olviden pagar el alquiler de las sedes políticas. Cada cuatro años muchos políticos, ganadores y perdedores, hacen conejo a los propietarios. ¡Vaya honestidad!