Recuerden: al robo de celulares se le combate evitando que sea buen negocio. Y a pesar de la ‘lista negra’, muchos de los equipos bloqueados tienen salida en el mercado negro: es posible cambiar el IMEI (algo así como la cédula o identificador único de los celulares), o venderlos por partes.
El negocio de cambiar un IMEI
Cuando la Policía se tomó el mercado de celulares robados del centro de Bogotá, en septiembre del año pasado, la Secretaría de Gobierno de la ciudad publicó un video en el que se muestra algunos equipos que han sido reportados como hurtados y siguen funcionando.
El video no prueba que los operadores estén siendo negligentes –como dijo el entonces secretario de gobierno, Hugo Zárrate–, sino que los IMEI se pueden falsear. En su momento, se suponía que las bases de datos garantizaban que el equipo reportado como robado quedaría inservible. Pero a esa medida le ocurrió lo que le pasa a todas las tecnologías que busca detener un crimen lucrativo: los criminales encontraron un modo de saltársela.
¿Qué tan fácil es cambiarle el IMEI a un celular? Depende del modelo y de la marca. “Generalmente, los que más fácil se dejan son los de gama media y baja, pues las protecciones de seguridad no son tan altas, y entonces es más fácil violarles esos sistemas y cambiarles el IMEI”, nos dijo una persona cercana a esos círculos, que pidió reserva de su nombre.
En un operativo en 2012 en Francia, donde también hay una ‘lista negra’ de equipos robados que funciona en toda la Unión Europea, se encontró software que sirve para cambiar ese código, como contó en su momento Ars Technica.
El programa es fabricado por una empresa que se llama Z3X, que tiene distribuidores oficiales en muchos países de Latinoamérica. En el sitio web de uno de ellos, ubicado en México, se vende una copia por 3.950 pesos mexicanos, el equivalente a casi 600.000 pesos colombianos o unos 260 dólares. Como cualquier software caro, muy seguramente se puede descargar pirata en otras partes de internet.
Con una búsqueda en YouTube aparecen decenas de tutoriales para cambiar códigos IMEI. Se requiere algún conocimiento técnico para que el proceso salga bien, pero es fácil imaginar que las bandas dedicadas a este delito tengan uno que otro conocedor del tema a su servicio.
Nuestra fuente nos confirmó que algo parecido ocurre: “Los equipos de Samsung los conectan a una caja que se llama Octoplus 2, y simplemente les cambian el último numerito del IMEI y quedan desbloqueados”.
Y de hecho, los mismos fabricantes hacen que sea posible cambiar el IMEI. “En nuestra área de servicio, nosotros podemos realizar este tipo de procedimientos ya que son necesarios para nuestros procesos de reparación”, nos dijo un vocero de Samsung.
La mayoría de las veces, lo hacen para reescribir un IMEI legítimo en tarjeta madre; pero de todos modos lo pueden hacer en un celular que esté funcionando normalmente. Ellos dicen que, para hacerlo, verifican “que cualquier cambio de IMEI está siendo realizado por personal y usuarios registrados en nuestra red de servicio”, y afirman que no lo hacen en smartphones que no hayan sido comprados en el país.
Otros fabricantes no compartieron detalles con nosotros, pero según nuestra fuente, sus equipos suelen dar más guerra, y a menudo “quedan como un pisapapel”. Para hacerlo, deben acceder al ‘bootloader’ del celular, el menú de acceso a opciones del desarrollador que permite, entre otras cosas, instalar un nuevo ROM del equipo y cambiar toda su configuración interna. Aunque no cualquiera puede hacer esos cambios, y a veces éstos terminan dañando los celulares, “en algunos casos el equipo queda funcional” luego de un cambio de IMEI.
Infiltrados
Pero eso no garantiza nada: los ladrones de celulares “a veces tienen un contacto dentro de un operador, y esa persona tiene acceso a la base de datos negativa. Esa persona les hace el ‘cruce’” y los saca de la lista negra.
Esta es, quizás, la mejor salida que tienen los celulares robados en el mercado. Quedan totalmente limpios y listos para sus nuevos usuarios, los ladrones no se arriesgan a dañar los equipos y neutralizan, de entrada, todo el esfuerzo del gobierno.
El coronel Freddy Bautista, jefe de centro cibernético de la Policía Nacional, nos confirmó que eso, efectivamente, ocurría. “Encontramos personas que hacían eso, pero ya fueron judicializadas” a finales del año pasado. Por unos pesos, algunos empleados que tienen acceso a las listas se prestan para el delito.
Aquí hay una buena noticia: luego de las capturas, parece que esto no está ocurriendo de nuevo. Al menos, Barrera no tiene información de que esté pasando. Y él es el policía que comanda la estrategia contra el robo de celulares.
El mercado de las partes
Los celulares robados tienen, además, otra salida. “Siempre va a haber gente en el mercado de los repuestos. Como el IMEI está en la tarjeta, siempre va a terminar sirviendo el display, el táctil, la carcasa, la antena y demás”, dice nuestra fuente.
La Policía hace rato que identificó este nuevo mercado negro, pero no puede hacer nada contra él a menos de que funcione en los mismos sitios en los que se adulteran códigos IMEI, o se almacenan equipos robados. Y, además de ese, hay dos problemas más.
El primero es que este tráfico pasa fácilmente bajo el radar, pues no es posible tener un registro de todos los componentes de cada equipo. El segundo es que siempre va a haber gente que necesite cambiar una pantalla rota (cerca de $450.000), o una antena quemada (aproximadamente $150.000), o una carcasa desportillada (también de cerca de $150.000). Y sobre todo, que siempre habrá quien no quiera pagar ‘un ojo de la cara’ para reparar su celular.
El negocio de cambiar un IMEI
Cuando la Policía se tomó el mercado de celulares robados del centro de Bogotá, en septiembre del año pasado, la Secretaría de Gobierno de la ciudad publicó un video en el que se muestra algunos equipos que han sido reportados como hurtados y siguen funcionando.
El video no prueba que los operadores estén siendo negligentes –como dijo el entonces secretario de gobierno, Hugo Zárrate–, sino que los IMEI se pueden falsear. En su momento, se suponía que las bases de datos garantizaban que el equipo reportado como robado quedaría inservible. Pero a esa medida le ocurrió lo que le pasa a todas las tecnologías que busca detener un crimen lucrativo: los criminales encontraron un modo de saltársela.
¿Qué tan fácil es cambiarle el IMEI a un celular? Depende del modelo y de la marca. “Generalmente, los que más fácil se dejan son los de gama media y baja, pues las protecciones de seguridad no son tan altas, y entonces es más fácil violarles esos sistemas y cambiarles el IMEI”, nos dijo una persona cercana a esos círculos, que pidió reserva de su nombre.
En un operativo en 2012 en Francia, donde también hay una ‘lista negra’ de equipos robados que funciona en toda la Unión Europea, se encontró software que sirve para cambiar ese código, como contó en su momento Ars Technica.
El programa es fabricado por una empresa que se llama Z3X, que tiene distribuidores oficiales en muchos países de Latinoamérica. En el sitio web de uno de ellos, ubicado en México, se vende una copia por 3.950 pesos mexicanos, el equivalente a casi 600.000 pesos colombianos o unos 260 dólares. Como cualquier software caro, muy seguramente se puede descargar pirata en otras partes de internet.
Con una búsqueda en YouTube aparecen decenas de tutoriales para cambiar códigos IMEI. Se requiere algún conocimiento técnico para que el proceso salga bien, pero es fácil imaginar que las bandas dedicadas a este delito tengan uno que otro conocedor del tema a su servicio.
Nuestra fuente nos confirmó que algo parecido ocurre: “Los equipos de Samsung los conectan a una caja que se llama Octoplus 2, y simplemente les cambian el último numerito del IMEI y quedan desbloqueados”.
Y de hecho, los mismos fabricantes hacen que sea posible cambiar el IMEI. “En nuestra área de servicio, nosotros podemos realizar este tipo de procedimientos ya que son necesarios para nuestros procesos de reparación”, nos dijo un vocero de Samsung.
La mayoría de las veces, lo hacen para reescribir un IMEI legítimo en tarjeta madre; pero de todos modos lo pueden hacer en un celular que esté funcionando normalmente. Ellos dicen que, para hacerlo, verifican “que cualquier cambio de IMEI está siendo realizado por personal y usuarios registrados en nuestra red de servicio”, y afirman que no lo hacen en smartphones que no hayan sido comprados en el país.
Otros fabricantes no compartieron detalles con nosotros, pero según nuestra fuente, sus equipos suelen dar más guerra, y a menudo “quedan como un pisapapel”. Para hacerlo, deben acceder al ‘bootloader’ del celular, el menú de acceso a opciones del desarrollador que permite, entre otras cosas, instalar un nuevo ROM del equipo y cambiar toda su configuración interna. Aunque no cualquiera puede hacer esos cambios, y a veces éstos terminan dañando los celulares, “en algunos casos el equipo queda funcional” luego de un cambio de IMEI.
Infiltrados
Pero eso no garantiza nada: los ladrones de celulares “a veces tienen un contacto dentro de un operador, y esa persona tiene acceso a la base de datos negativa. Esa persona les hace el ‘cruce’” y los saca de la lista negra.
Esta es, quizás, la mejor salida que tienen los celulares robados en el mercado. Quedan totalmente limpios y listos para sus nuevos usuarios, los ladrones no se arriesgan a dañar los equipos y neutralizan, de entrada, todo el esfuerzo del gobierno.
El coronel Freddy Bautista, jefe de centro cibernético de la Policía Nacional, nos confirmó que eso, efectivamente, ocurría. “Encontramos personas que hacían eso, pero ya fueron judicializadas” a finales del año pasado. Por unos pesos, algunos empleados que tienen acceso a las listas se prestan para el delito.
Aquí hay una buena noticia: luego de las capturas, parece que esto no está ocurriendo de nuevo. Al menos, Barrera no tiene información de que esté pasando. Y él es el policía que comanda la estrategia contra el robo de celulares.
El mercado de las partes
Los celulares robados tienen, además, otra salida. “Siempre va a haber gente en el mercado de los repuestos. Como el IMEI está en la tarjeta, siempre va a terminar sirviendo el display, el táctil, la carcasa, la antena y demás”, dice nuestra fuente.
La Policía hace rato que identificó este nuevo mercado negro, pero no puede hacer nada contra él a menos de que funcione en los mismos sitios en los que se adulteran códigos IMEI, o se almacenan equipos robados. Y, además de ese, hay dos problemas más.
El primero es que este tráfico pasa fácilmente bajo el radar, pues no es posible tener un registro de todos los componentes de cada equipo. El segundo es que siempre va a haber gente que necesite cambiar una pantalla rota (cerca de $450.000), o una antena quemada (aproximadamente $150.000), o una carcasa desportillada (también de cerca de $150.000). Y sobre todo, que siempre habrá quien no quiera pagar ‘un ojo de la cara’ para reparar su celular.