Antes del PC yo iba a bibliotecas, salía a la calle, conocía amigos, jugábamos ponchados en la cuadra, no teníamos celular y nos reuníamos a hacer las tareas. Los juegos implicaban sudar y tener contacto directo con la gente.
Como era buen mecanógrafo y casi no cometía errores, siempre me tocaba pasar los trabajos a máquina. La música tocaba grabarla del radio en cassette, aunque también había intercambio de long plays y cintas originales. Se divertía uno con condorito, y como no había chat, uno iba a visitar a los amigos o se pegaba al teléfono.
En lugar de hacer LANes, pasaba uno noches enteras jugando Tio Rico y contando cuentos de espanto. Apostaba uno al dominó y las cartas, y con los mayores jugaba parqués y ajedrés. Para ver porno tocaba conseguirse revistas a escondidas, o conseguirse cédula falsa o un amigo que lo dejara entrar a uno a sala X. Si quería uno desquitarse contra el mundo, no había Quake, entonces iba uno y se daba en la jeta con alguien, la sangre era en vivo y en directo.
Uno no conseguía novia por Internet, tocaba dar la cara. A la novia se le mandaban cartas escritas de puño y letra, iba uno y escogía el papel, el color de la tinta, practicaba para que la letra quedara bacancita...
Uno leía más, no se hacía copy paste de un googlazo, tocaba investigar en libros, y se aprendía más. En lugar de foros como este, intercambiaba uno información en las cafeterías y los bares, donde charlaba uno de todos los temas y había que estar preparado para argumentar lo que se decía. Si no, tocaba llegar a la casa a leer, ir a la biblioteca, armarse de citas y conceptos para en la próxima reunión contiuar el debate. Eso lo obligaba a uno a manejar mejor el lenguaje y a estructurar mejor su pensamiento.
Ahora no puedo pasar una semana sin entrar a Internet o jugarme una partida en Rome TW o AOC, porque entro en crisis. Pero por fortuna, he encontrado gente joven que gusta de hacer con uno lo que uno hacía de pelao: leer, hablar, jugar monopolio y visitar las bibliotecas para tener de qué hablar cuando nos reunimos a levantar el codo. Hay cosas que no mueren, por mucha tecnología que haya.