Un articulo que salio esta semana en la revista CROMOS, justamente del escuadron ESMAD:
En las afueras de la Universidad Nacional, cien hombres del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) avanzan hacia un grupo de estudiantes que los atacan con una lluvia de piedras y pedazos de ladrillo. A sus pies empiezan a estallar las 'papas' y las improvisadas bombas de gasolina. Pero estos policías siguen caminando impasibles para contener la revuelta.
Se sienten tranquilos porque tienen puesta una coraza negra que los protege de las piedras y explosivos y les da la apariencia de 'Robocop'. Su sola presencia intimida tanto que muchas protestas se disuelven cuando emergen de una multitud con sus bastones y escudos transparentes.
El 90 por ciento de sus cuerpos está cubierto con una armadura inspirada en el medioevo, en los uniformes de la policía canadiense y en el cuerpo antidisturbios alemán. Es un caparazón negro que les cubre el pecho y la espalda. Los brazos, antebrazos, muslos, piernas y pies están protegidos también con piezas sujetadas con elástico y velcro. Y hasta las articulaciones -hombros, codos, rodillas, cadera y tobillos- están cubiertos por la coraza.
El atuendo está compuesto, además, por guantes y pasamontañas antiflama y un casco anatómico que resiste fuertes impactos. Sobre su uniforme usan un overol negro, hecho de una tela importada que no se quema. El toque final es una máscara antigás. Sus armas son un escudo y un bastón.
Toda esta parafernalia le significa a cada policía cargar con 7,5 kilos de peso. Un peso liviano si se considera que cada equipo cuesta $4'234.800 y que usarlo puede salvarle la vida.
Pero para tener un equipo tan sofisticado tuvieron que pasar varios años de investigación y decenas de heridos antes de encontrar la coraza ideal, con materiales importados y mucho de ingenio colombiano.
William Rodríguez, fabricante de gorras y carpas, fue el creador de estas sofisticadas armaduras. Comenzó fabricando 400 canilleras a pedido del comandante del Esmad en 2001, coronel Eduardo Carrillo. A medida que los disturbios en los que participaban los policías dejaban heridos y contusos, fue variando la calidad de los materiales. Poco a poco descubrió que el polietileno era más resistente y liviano. Así fabricó cada pieza de la armadura, hasta llegar al uniforme que se usa hoy.
Lo más difícil -recuerda él- fue convencer a los altos mandos de la Policía de la necesidad de que sus hombres usaran esta armadura. La dureza de los enfrentamientos con los manifestantes terminaron por darle la razón.
La Policía se dio cuenta de que perdía mucho dinero en atención médica y que el escudo y el casco con el que se inauguró el primer grupo Esmad en 1999 no era suficiente: las piedras les caían encima con una fuerza tal, que a muchos se les partieron los huesos de las piernas y las manos.
El coronel Carrillo recuerda la frustración que sentía cada vez que uno de sus hombres caía: "Para atender a un herido tenía que sacar dos hombres de la escuadra y con la lluvia de explosivos resultaba muy difícil. En cada pedrea, entre uno y tres policías salían con las falanges y las tibias lesionadas, muchos de ellos no pudieron volver al servicio".
El patrullero Fabid Gutiérrez recuerda que tres de sus compañeros murieron. Otros resultaron quemados, perdieron la vista y varios se quedaron sin dientes. Según los reportes de la institución, las lesiones más comunes, aparte de las contusiones, son problemas de audición, por el estallido de los explosivos y el estruendo de las piedras al estrellarse contra cascos y escudos.
Esas lesiones y la muerte del policía Mauricio Soto -hace cinco años en la Universidad Nacional, cuando le arrojaron una 'papa' explosiva en la cabeza- fueron los motores que impulsaron a la Policía a dar vía libre al desarrollo de las armaduras.
Rodríguez recuerda que él fue la única persona que creyó en la idea, a pesar de que casi se va a la quiebra. Al comienzo copiaba las tallas americanas, pero eran demasiado grandes, así que decidió moldearlas él mismo con los propios policías.
Luego desarrolló los protectores genitales al ver que un patrullero perdió un testículo mientras intentaba controlar una violenta manifestación. Después de observar varias lesiones en los dedos, creó la extensión para proteger los nudillos.
Pero Rodríguez no paró ahí. Se esmeró en los detalles, en la calidad de la tela, en el diseño, en los acabados. Hoy por hoy, cada uniforme tiene que pasar unas exigentes pruebas antes de ser utilizado por los policías.
En laboratorios especializados, se cuentan los hilos del tejido con el que se hace el overol, se pesa la tela, se revisa que la proporción del color negro sea perfecta, se mide su resistencia y se prueba bajo fuego.
El mismo tipo de pruebas se le hace a cada elemento, incluyendo las armaduras. Sin embargo, serán los hombres del Esmad los que, en el terreno, le den el visto bueno a estos uniformes blindados. Cada semana los 300 hombres de las dos escuadras que prestan sus servicios en Bogotá, practican artes marciales y entrenan lanzándose piedras para analizar su reacción frente a una protesta, para aprender a manejar el escudo y el bastón y probar la resistencia de los materiales. Ya comprobaron que los escudos se rompen primero que estas corazas criollas.
La Industria Marroquinera Colombiana, de William Rodríguez, es la única que ha ganado las licitaciones para la fabricación de los uniformes, por encima de empresas canadienses y estadounidenses. Él se siente orgulloso de hacer un producto 100% colombiano, que le ha salvado la vida a miles de policías.
Ahora su empresa tiene 70 trabajadores y no para de investigar y probar. Ya está trabajando en la creación de armaduras para perros y caballos y además se encuentra perfeccionando un mecanismo para armar camillas a partir de los escudos y evitar la pérdida de tiempo en los operativos.
Esta microempresa, que nació hace 15 años haciendo gorras, es ahora una industria próspera que acaba de empezar a exportar a Perú, donde esta semana vendió 50 armaduras.
Las ideas siguen llegando a su pequeño taller, mientras que ahora en nueve ciudades del país sus corazas convierten a los 1.600 policías colombianos en verdaderos 'Robocops' a prueba de todo.
Subrayadas estan las razones que a mi criterio fueron de enorme relevancia para crear este escuadron. Al respecto no he olvidado (ni podre hacerlo) las imagenes de ese Policia que aqui mencionan, pues habia un camarografo filmando el momento exacto en el que los compañeros lo levantaban del piso, y "horrorosamente" (esa fue la sensacion que tuve, y que aun siento al recordar esas imagenes) a este agente "se le salio" una enorme cantidad de sangre y creo yo, hasta la materia gris. Una imagen demasiado estremecedora.
El unico pero que tengo es precisamente lo que han comentado previamente, que a veces empiezan a hostigar gente que ni siquiera estaba en las manifestaciones....