la cuestión es que si pensáramos realmente que la cuestión del gusto es tan subjetiva como se pretende señalar en algunos casos, no existirían temas de discusión como el presente. El arte y sus manifestaciones no se quedan sólo en aquello que nos interpela de manera más inmediata y superficial, es decir, lo que obedece a un estado emotivo inmediato. La confianza depositada en lo que dice el otro acerca de su experiencia estética nos abre una serie de posibilidades que no serían dadas en el solipsismo de la opinión y la contingencia; se espera, como pasó con el otro, que la obra obre en la sensibilidad, en nuestra estructura sensible, algo que no está configurado por las meras vivencias personales, sino por el hecho de ser seres humanos. Eso, teniendo en cuenta sólo el hecho de la sensibilidad, porque una obra no se limita a obrar en la sensibilidad, sino en la comprensión del mundo y de sus múltiples sentidos.
Es una cuestión importante aprender a reconocer que una obra es buena, mediocre o mala independientemente de lo que nos suscite más inmediatamente. Por eso mismo preguntaba, aunque tal como quedó escrito parece despectivo, evidentemente, por cuáles eran esos momentos emotivos reales y no los que surgen por la mera inclinación con el personaje.
Es una cuestión importante aprender a reconocer que una obra es buena, mediocre o mala independientemente de lo que nos suscite más inmediatamente. Por eso mismo preguntaba, aunque tal como quedó escrito parece despectivo, evidentemente, por cuáles eran esos momentos emotivos reales y no los que surgen por la mera inclinación con el personaje.