Los beneficios van más allá del uso de la tecnología. Por ejemplo, al no tener que tener grandes superficies de exhibición para la mercancía, los costos bajan considerablemente (no hay que pagar por un espacio adicional, no hay que pagarle a varias personas para que estén surtiendo, se disminuye el problema de los agotados y las pérdidas por sustracción indebida, derrames o accidentes),
que a la larga se traducen en ahorro para el cliente final. Adicional a esto, se reduce la cantidad de puestos de pago ya que no hay que hacer grandes filas para pasar cientos de productos por un escáner (Un puesto de pago en un supermercado puede costar en promedio U$10.000) y por ende son menos cajeros y menos empacadores.
Lo anterior no supone mayor desempleo. La logística se traslada a las bodegas donde se hace el
picking de la mercancía, el embalaje y los domicilios (allí también existe el uso de otras tecnologías de vanguardia que no hacen parte de esta discusión).
Por otro lado, desplazarse hasta un lugar para sólo leer códigos QR no es del todo una idea descabellada. Suponga que el supermercado tenga una sección para los productos virtuales y una sección para las carnes, frutas y verduras (muchas personas prefieren seleccionar personalmente este tipo de bienes de consumo). Entonces yo como usuario consumidor final haría uso de ambas secciones y me beneficiaría de las compras virtuales en el sitio.