Leyendo los dos artículos, es comprensible que unos critiquen a Bogotá y otros la apoyen.
El problema no es Bogotá, ni Cali ni Medellín, ni mucho menos Barranquilla.
El problema es de una administración pública mal hecha, en la que se debería reorganizar el territorio físico para que las personas puedan tener una calidad de vida buena.
La situación de Bogotá y las ciudades principales, se debe a que el país ha sido centralista (aunque la constitución promulga la decentralización), y aquí en Bogotá particularmente se desarrollan las mayores actividades, dejando una mayoría de la población del territorio de Colombia sin oportunidades o actividades que desarrollar, entonces la gente migra a buscar las oportunidades a la capital.
La forma en la que está organizado nuestro espacio físico en entidades territoriales de municipios, departamentos, distritos y territorios indígenas, es una organización centralista, que en esta época hace que algunos territorios se desarrollen más que otros y que hayan desigualdades de todo tipo y generen conflictos entre diferentes actores.
Por el anterior motivo la gente migra y migra donde las oportunidades se presenta y por eso en el caso de Bogotá se llena sin ninguna clase de límite y la gente que llega buscando oportunidades, se encuentra que las oportunidades son muchas pero al ser tantos se disminuye esa oferta y por eso se tiene que dedicar a lo que sea para sobrevivir.
Si ustedes ven los territorios europeos, como estás dividido físicamente, son orientados a lo regional y la división más pequeña (municipio) es de un área de lo que podría ser la finca de unas 1000 hectáreas de alguien acá en Colombia con poblaciones que no sobrepasan los 100 mil habitantes. Así es más fácil el control de todo el sistema territorial y no se presentan tantas desigualdades y conflictos.
La cosa no es solo de que alguien espontáneamente se dedicó hacer el mal, eso tiene un trasfondo desde muchas perspectivas políticas, económicas, sociales, culturales etc.
Por eso hay que elegir bien nuestros gobernantes y a los honorables parlamentarios, para que de verdad ataquen las problemáticas de fondo y no las problemática resultado.
En conclusión, Bogotá este en el “caos” por las consecuencias de elegir mal a los que nos administran, o sea, culpable ellos y nosotros, simple. ¿Quiénes podemos arreglar eso? Nosotros.