A los hombres (muy hombres) les gustan los gatos
Marlon Brando, Paul Newman y 20 argumentos que desmienten los prejuicios sobre virilidad y devoción por los felinos.
Sobre los gatos se han dicho tantas mentiras, y se han repetido tantas veces, que muchas personas los rechazan sin haber tenido, jamás, contacto con ellos. Ese fue el caso del escritor Guillermo Cabrera Infante que sentía aversión injustificada por los felinos hasta que uno “llegó a su vida, sin previsión y de repente como los milagros” y le convenció de todo lo contrario; llegándole a fascinar hasta el punto de que escribió “Offenbach”, un excelente relato autobiográfico sobre la relación con su gato.
Y hablando de mentiras, seguramente alguna vez habrás escuchado el tópico: los hombres que tienen gatos son gays. "¿Un TÍO con muchos gatos? Un tío con muchos gatos o guarda a sus otras citas en la nevera o escucha a Macnamara. Puede que las dos cosas a la vez.", nos decía Taramona. Sin embargo, la excepción confirma la regla, pero cuando son muchas las excepciones, cómo es el caso del estereotipo que nos ocupa, la regla no sólo se desconfirma sino que se cae por su propio peso. Son muchos los hombres de masculinidad demostrada que aman a los gatos, la lista de celebrities heterosexuales incondicionales de los gatos resultaría interminable.
La pasión de los escritores por los gatos es sobradamente conocida, gracias a la cual los felinos han dejado huellas por las páginas de muchas obras literarias a lo largo y ancho de muchos libros; como son el caso de Cortázar, Borges, Herman Hesse, Ernest Hemingway, Haruki Murakami…
Y en muchas obras comparten protagonismo con los humanos, como en “La gata” de Colette, una narración con un desenlace de justicia poética asombroso; o “Soy un gato” de Natsume Soseki, un gato observador de la naturaleza humana.
Pero, tras todo tópico subyace una intención oculta… ¿Qué se esconde tras el estereotipo de que los hombres con gatos son gays? ¿Por qué los felinos han pasado, de ser dioses idolatrados en el Antiguo Egipto a ser víctimas del odio, y a que se les acuse de ser traicioneros, insensibles y otras lindezas por el estilo? Para desvelar el enigma, es necesario adentrarse en la historia, la antropología y el psicoanálisis. Las conclusiones son interesantes y sorprendentes.
El antropólogo Nicholas J. Saunders estudioso de las creencias sobre el gato, a lo largo de la historia, relaciona al gato con la mujer; con el potencial creativo, fértil y sexual. El gato como metáfora del sexo femenino aparece reflejado en la Literatura desde Guillermo de Aquitania hasta Rubén Darío. Por otra parte, Marie-Louise Von Franz en su libro “La gata” analiza con rigor jungiano un cuento popular, del mismo título, confirmando que el gato representa el ánima o arquetipo femenino, fuente de la creatividad y presente en la psiquis, tanto de hombres como de mujeres. En la Edad Media, cuando el patriarcado alcanzó su cénit, los valores femeninos fueron atacados, reprimidos y censurados. Miles de mujeres y gatos inocentes fueron quemados en la hoguera.
Con estos datos, es inevitable deducir que el destino del gato ha ido de la mano del destino de la mujer. A mayor grado de machismo, mayor aversión al gato.Y, a pesar de todo, mujeres y gatos hemos sobrevivido, aunque todavía queden muchos tópicos por erradicar.
Pero volviendo a la relación entre hombres y gatos, la sección del New York Times dedicada a los gatos, hace referencia a una encuesta realizada con la siguiente pregunta: ¿los hombres heterosexuales, tienen gatos? Un 84% respondió que sí, añadiendo este matiz: sólo los hombres inteligentes, protectores y cariñosos.
Lo cierto es que cada día hay mayor número de hombres que reconocen su amor por los gatos, porque están evolucionando a mejor y dejando atrás el estereotipo “cromañón” cuyo lema es “cuanto más feo y más bruto más hermoso”; han integrado y aceptado su parte femenina –ánima- y eso les hace amar –no poseer- y comprender mejor a las mujeres y, por lo tanto, también a los gatos.
Porque hay que ser muy hombre –con esta expresión sólo pretendo referirme al hombre seguro de su masculinidad y convencido de la igualdad de género, bajo ningún concepto sugiere connotaciones peyorativas hacia la homosexualidad- para, a pesar de este tópico, tener uno o más de un gato, así como para ser la pareja de una gran mujer; como diría George Bernard Shaw, el hombre es civilizado en la medida que comprende a un gato.
Pero ¿qué tienen los gatos que fascinan tanto a los hombres (muy hombres)?
1. Belleza. Los hombres muy hombres son más sensibles a la belleza y los gatos son la expresión de la misma.
2. Elegancia. Los gatos son la elegancia sublimada, jamás superada por las top models. Princess Choupette, la gata de Karl Lagerfeld, ha sido portada en revistas de moda. Ya lo dijo Guillermo de Aquitania "La elegancia quiso cuerpo y vida, por eso se transformó en gato."
3. Arte. El gran Leonardo Da Vinci decía que hasta el más pequeño de los felinos es una Obra Maestra. Y, no sólo son obras de Arte, también son artistas en el arte de vivir; en cierto modo, los hombres con gatos son mecenas.
4. Creatividad. Como arquetipo femenino, son el símbolo de lo creativo, de ahí la fascinación y hechizo que ejercen sobre los artistas y, en especial, sobre los escritores. Son realmente inspiradores.
5. No hacen preguntas: de dónde vienes, a dónde vas, o dónde has estado.
6. Su alto nivel de autoestima, les convierte en seres independientes, jamás mendigan afecto ni hacen reproches, y sólo aman – como diría Gaultier- a quien es digno de su amor.
7. Son dioses venidos a menos y conservan su dignidad divina así que jamás aplican chantajes emocionales.
8. Son maestros Zen. Su compañía es dulce, su capacidad de relajación admirable y su ronroneo el único capaz de eliminar el estrés.
9. Sinceridad. En palabras de Hemingway los gatos tienen una absoluta honestidad emocional; los seres humanos, por una razón u otra, pueden ocultar sus sentimientos, pero el gato, no.
10. Suavidad. Acariciar a un gato es una delicia; parafraseando a Víctor Hugo, Dios hizo al gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre.
11. Observación y empatía. Saben cuando necesitas estar a solas y comprenden los estados de ánimo.
12. Juguetones. Ver jugar a un gato es divertido y hace desconectar de los problemas.
13. Son autosuficientes, necesitan pocos cuidados y no hay que sacarlos a la calle cuando llegas del trabajo.
14. Silenciosos y cómplices, por eso su compañía trasmite tanta paz.
15. Expertos en Feng Shui. Saben cuáles son los mejores lugares de una casa, pero hay que ser rápido porque son los primeros en ocuparlos y, además, son capaces de neutralizar las energías negativas.
16. Concepto de clase. Con ellos aprendes que, ser humano, no justifica que te sientas superior, ellos condescendientemente, sólo si lo mereces, te considerarán un compañero.
17. Los gatos tienen una memoria excelente, siempre recuerdan la ayuda que se les presta y, cuando se presenta la ocasión, devuelven el favor.
18. Inteligencia. “Los gatos jamás se lamentan, siempre están razonando” Miguel de Unamuno.
19. Seguridad en sí mismos. Los gatos jamás dudan de su valía; los hombres con gatos tampoco dudan de su masculinidad, la cual está por encima de los tópicos.
20. Los gatos son Glamour. Y no se nos ha escapado el dato...
Con tantas cualidades, es comprensible que el avanzadísimo e inteligente cerebro artificial de Google, eligiera buscar Gatos. Y hablando de búsquedas, ya existe una página de contactos para amantes de los gatos llamada Purrsonals. Amor o amistad, tú decides…
Fuente: Glamour