RE: PLACEBOS y otros demonios....
M@nolito007 dijo:
Cuadro III. ANÁLISIS DE LA EFICIENCIA DEL PLACEBO CON RELACIÓN A DIFERENTES DROGAS
Saludos mis amigos.
Me ha gustado leer este foro, y ambas partes veo se han desgastado desde su creación en sobreponer su punto de vista pero no han sido muy "científicos" por así llamarlos, en tanto cada uno ha mostrado su inclinación ante todo.
Con respescto a eso del placebo me encontré con un documento chevere, del cual quiero compartir un apartado. Lo que más me gustó de dicho documento es que elimina de tu cabeza la diferencia en cuestión aquí: "PLACEBO O EFECTO PLACEBO". Un placebo es la cosa que se toma alguien sin poder curativo, de igual manera no siempre cura, ahí no aplica, caso contrario genera el efecto placebo.
Ahora bien, todo placebo debe ser comparado contra algo, o sea, si hay una penicilina nueva (por así decirlo), se compara contra una vieja que no esté dando resultado, nunca contra solo "azúcar", en tanto no sería ético y práctico, de no ser así todas las nuevas pastillas serían solo placebos, en tanto cualquier cosa te cura solo porque te lo dicen; ahi manolo creo que tu argumento se cae, en tanto si todo es un placebo entonces ¿nos curamos por que si?. Mi pregunta: ¿Que pasa con Omnilife (herbalife) vs tratamiento antiguos contra la diabetes por ejemplo? Omnilife (herbalife) los cura y los otros no, ¿los enfermos entonces no creen en su medicina tradicional?. Perdonen mi ignorancia pero no veo el placebo allí, pienso que decir eso es solo un intento racional de explicar algo que no se puede explicar, sea por falta de conocimiento o por falta de herramientas,o sea que se esta callendo en lo irracional.
A manera de ejemplo: El redbull, con todo y la mala publicidad que muchos hacen es un placebo, en tanto te da energía (eso dice todo el mundo) pero nadie ha estudiado (lo digo por muchos que aqui posteamos) su composición real. Aplica para la aspirina, dolex, etc. Ello visto desde la optica de que tu no sabes que te estás tomando al momento de hacerlo.
En fin, podriamos quedarnos mucho aqui. Aclaro, no defiendo a esas compañias de productos raros, lo que me parece ilógico es que disque por ser racionales e intentar debatir nos quedemos igual que los que las apoyan, solo dando vueltas en los tecnicismos: "EFECTO PLACEBO; QUE SIN SON NATURALES PORQUE CUESTAN TANTO; QUE MI MAMAM LOS USO Y LE DIERON RESULTADO, ETC".
Ahí está lo que les quiero compartir:
"POR LO TANTO: ¿ES LO MISMO EL PLACEBO, QUE EL “EFECTO PLACEBO”?: UTILIZACIÓN CIENTÍFICA DEL PLACEBO.
Aunque no existe ninguna definición formal de placebo con la que
todos los médicos e investigadores estén de acuerdo, en los ensayos
clínicos los placebos son en general los tratamientos control con
una apariencia similar a los tratamientos de estudio, pero sin
sus componentes esenciales. En definitiva se trata de algo que
aparenta ser un medicamento pero que en realidad no lo es,
como un comprimido de azúcar, por ejemplo.
Ya hemos dicho, que habitualmente se alude al “efecto placebo” como
un supuesto efecto “psicológico” producido por un falso medicamento,
que cura a una cierta proporción de pacientes. Sin embargo, en la
medicina basada en la evidencia, en realidad, el significado del
placebo está lejos de ese sentido, que algunos incluso podrían
considerar un tanto esotérico. El grupo placebo es aquel grupo que
nos sirve de control, para comparar el tratamiento que queremos
probar, SIEMPRE QUE NO EXISTA UNA ALTERNATIVA MEJOR.
En efecto, si únicamente probáramos un medicamento, por ejemplo,
en un grupo de pacientes y observáramos curación en un 80%, nunca
podríamos estar seguros de que esa alta tasa curación ha sido debida
al medicamento si no utilizamos un grupo (control), no expuesto al
mismo. Podría ser que la curación atribuida a ese medicamento fuera
en realidad la tasa normal de curación espontánea, sin necesidad de
tratamiento alguno.
Por ello, comparamos el tratamiento “a prueba”, con un grupo
“control”. Ese grupo control es un grupo en que aplicamos el
tratamiento habitual hasta ahora, y en el caso de que no exista nada
comparable al nuevo tratamiento, añadimos un placebo, es decir, una
sustancia inerte, que NO TIENE EFECTO TERAPÉUTICO.
¡¡ Ningún efecto !!
Aclaremos que TODOS los pacientes que participan en un estudio
deben recibir el MEJOR TRATAMIENTO DISPONIBLE que se conozca,
con la única diferencia del tratamiento que ponemos a prueba. En
algunos casos, tal vez exista ya un tratamiento previo aceptado como
eficaz; en ese caso deberemos comparar el nuevo tratamiento con el
antiguo, con el fin de demostrar que aporta más eficacia. En ese caso
no utilizaremos nunca un placebo.
En el caso de que no exista nada previo comparable, y sólo en ese
caso, usaremos un placebo... ¡¡Sólo en ese caso!! (Ya puedo ver las
quejas de los crédulos: ¡¡ Los científicos engañan a los pacientes!!)
Lógicamente, puede ser ético comparar dos tratamientos existentes
cuando se espera que uno de ellos sea superior, pero no será ético
comparar un tratamiento con placebo, cuando otro tratamiento ha
demostrado ya eficacia en esa patología. En realidad, cuando
comparamos un tratamiento contra placebo, lo estamos comparando
contra “nada”.
¡¡ Contra nada ¡!
Sin embargo entendamos que el grupo placebo ha obtenido el mejor
tratamiento disponible, ADEMÁS DEL PLACEBO. ¡¡Por ello tienen a
veces tasas sorprendentemente altas de curación!!
En el caso del infarto cerebral, o ictus, que estamos utilizando como
ejemplo en varias ocasiones a lo largo de este trabajo, a los enfermos
incluidos en ensayos clínicos (a todos) se les controla la ventilación,
el nivel de glucemia, la presión arterial y muchas constantes vitales,
actuando sobre muchas de ellas… y ADEMÁS se les administra el
placebo o la sustancia experimental.
¡¡Por ello no sorprende que el grupo placebo tenga altas tasas
de curación, sin necesidad de recurrir a supuestas habilidades
no demostradas del cerebro humano!!"
EN RESUMEN: ¿PARA QUÉ SIRVE EL PLACEBO?
El placebo, cuando hablamos de medicina basada en la evidencia,
sólo sirve por lo tanto para ayudar a “enmascarar” el tratamiento.
Muchos ensayos de buena calidad, incorporan la técnica “dobleciego”,
es decir, que en ellos, ni el experimentador ni el enfermo
conocen si están tratando (o son tratados) con el placebo o con la
sustancia activa (o supuestamente activa). El placebo, de apariencia
IDÉNTICA a la del tratamiento activo, es necesario para enmascararlo
para permitir que el EC pueda ser realmente doble-ciego.
El grupo placebo, nos permite “descontar” de la eficacia del
tratamiento a prueba, las curaciones debidas a los cuidados
normales, pero no sirve (necesariamente) para evaluar el supuesto
grado de curación producido por la “sugestión”.
La técnica del doble ciego es utilizada en los ensayos clínicos de más
calidad, siempre que sea posible por la propia naturaleza del estudio,
ya que supone una garantía de que no se van a “manipular” los
resultados del estudio para que este obtenga los resultados positivos
que se espera de todos ellos.
La técnica de ocultamiento de la medicación, con el fin de mantener
el doble ciego, es muy compleja. El placebo debe fabricarse de forma
que sea absolutamente indistinguible del medicamento activo. Debe
simularse la apariencia, la textura, e incluso el sabor. En ocasiones,
sería conveniente incluso imitar los posibles efectos secundarios
esperados para el principio activo; todo es válido cuando se trata de
estar bien seguros de que nadie no autorizado va a saber qué
tratamiento está siendo administrado a cada paciente.
En el caso de que se administren comprimidos, por ejemplo, los
destinados al placebo imitarán cualquier marca que pudiera identificar
a uno y otro grupo.
¡¡El placebo nos sirve para comparar grupos, para nada más!!
Sin embargo, es tan importante esta circunstancia, esta comparación,
que supone una pesadilla para aquellas personas que diseñan y
ejecutan un ensayo clínico: el placebo debe ser fabricado, etiquetado,
distribuido siempre con máximas garantías de que no se rompe la
confidencialidad, lo cual supone un considerable esfuerzo.
68
¡La calidad de la asignación aleatoria de pacientes y la calidad del
cegamiento de los investigadores, junto con el consentimiento
informado, son algunas de las principales garantías que debe ofrecer
un ensayo clínico!
Es tan importante el cegamiento, que debemos tomar todas las
medidas a nuestro alcance para que de ninguna manera se pueda ni
siquiera sospechar.
En algunos casos, se ha podido adivinar qué pacientes habían sido
asignados al grupo placebo y cuales no, sencillamente atendiendo al
perfil de efectos adversos… ¡El placebo no los tiene, pero a veces los
medicamentos sí! Por ejemplo, si en un grupo de pacientes se
advierte un incremento de la tos seca, seguramente estará tomando
inhibidores de la ECA; si aparecen casos de edema maleolar,
calcioantagonistas. Son efectos secundarios muy conocidos…
Para evitar este efecto, se ha propuesto la utilización de “placebos
activos”, es decir, sustancias que “imitan” los efectos adversos de los
medicamentos que ponemos a prueba; todo ello con el fin de
mantener el cegamiento.
En estos estudios, de máxima calidad en cuanto al enmascaramiento
del tratamiento y del placebo, parece que se ha detectado en
ocasiones una reducción de la eficacia de los tratamientos habituales;
es como si al enmascarar “de verdad” ambos grupos, encontráramos
que los medicamentos que creíamos que eran útiles con ensayos no
tan bien diseñados, tal vez no lo sean tanto. Eso nos enseñaría la
importancia de diseñar los ensayos clínicos con la máxima rigor
posible, especialmente en relación con todo aquello que tiene algo
que ver con el enmascaramiento.
Los partidarios de la existencia del “Efecto Placebo”, proponen que
esta circunstancia prueba la existencia de dicho efecto, pues
consideran que se demuestra que al tener efectos secundarios el
enfermo está más seguro de estar siendo tratado y la menor
diferencia de eficacia entre tratamientos se debe a que la “eficacia”
del placebo se incrementa… ¡Aunque podría ser que lo que ocurre es
que al no poder diferenciar los grupos, no tenemos tendencia a
sobrevalorar la eficacia de los medicamentos (o la falta de ella),
permitiendo que ésta se aprecie mejor, en su justa medida!
69
A tal efecto, se realizó un interesante estudio (Moncrieff J, Wessely S,
Hardy R. Active placebos versus antidepressants for depression. The
Cochrane Database of Systematic Reviews 2004, Issue 1. Art. No.:
CD003012. DOI: 10.1002/14651858.CD003012.pub2) en el que se
comparó la eficacia de un tratamiento antidepresivo tricíclico, de
reconocida eficacia, en comparación con uno de estos placebos
activos; efectivamente la diferencia no fue tanta entre ambos
tratamientos, como en otros estudios en los que se utilizaron
placebos convencionales. La verdad es que en estos casos no se
puede saber si la reducción de la diferencia es debida al incremento
de eficacia del placebo o sencillamente a que en la vida real tiende a
“sobreestimarse” la eficacia de los pacientes que tienen efectos
secundarios; el buen enmascaramiento nos habría permitido, según
esta segunda interpretación, “reducir” la eficacia estimada
inicialmente en los medicamentos puestos a prueba.
El cegamiento absoluto es fundamental, como vemos. En 2001 se
publicó un meta-análisis de cientos de estudios en los que se
demostró taxativamente que los ensayos debidamente cegados y
aleatorizados obtenían mejores resultados que aquellos que no lo
eran. Observemos como incluso aquellas afirmaciones que parecen
obvias son a menudo sometidas a demostraciones con el fin de que
nada o casi nada sea aceptado sencillamente por intuición, en el
ámbito científico.
Sólo en algunos casos de enfermedades muy graves, como ciertos
tipos de patologías de tipo oncológico, puede entenderse que ante un
determinado caso de un tratamiento con muy buenos indicios de
eficacia, éste se emplee sin comparar con un placebo, ya que siempre
sería difícilmente admisible que en aras de la investigación se privara
de un tratamiento beneficioso (o al mneos con gran probabilidad de
ser beneficioso) a un paciente. Igualmente, las investigaciones acerca
de intervenciones quirúrgicas, o vacunas, dificultan el uso de
placebos como comparación (lo que da alas a aquellos que poniendo
en grave riesgo la salud pública renuncian a la utilización de las
mismas, pero eso corresponde a otro debate).
Nada podría justificar eso, y los comités éticos así como los comités
de seguridad se encargan de impedirlo, como veremos a
continuación.
70
De hecho, la pauta número 11 de las “Pautas éticas internacionales
para la investigación biomédica en seres humanos”, proponen que el
placebo sólo puede utilizarse:
* Cuando no existe una intervención de efectividad comprobada;
* Cuando la omisión de una intervención de efectividad comprobada
expondría a los sujetos, a lo sumo, a una molestia temporal o a un
retraso en el alivio de los síntomas;
* Cuando el uso de una intervención de efectividad comprobada como
control no produciría resultados científicamente confiables y el uso de
placebo no añadiría ningún riesgo de daño serio o irreversible para
los sujetos."
Sigamosjuzgando, pero sigo diciendo que no deberái usarse la palabra placebo para rebatir el resultado de esos productos.
Investiguemos más y luego sigamos compartiendo.